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Las investigadoras María José Blanca(i), Marta Ferragut y Margarita Ortiz-Tallo(d), de la Universidad de Málaga. SUR
«La sociedad no sabe cómo responder para ayudar al menor que sufre abuso sexual»

«La sociedad no sabe cómo responder para ayudar al menor que sufre abuso sexual»

Tres investigadoras de la UMA revelan en un estudio que el 28% de la población sufre alguna forma de esta violencia con contacto antes de los 18 años

Domingo, 12 de diciembre 2021, 00:27

Hay un grito de socorro que es casi inaudible, pese a que lo precede un auténtico calvario. Es el de la infancia y adolescencia que padece abusos sexuales, que es víctima de una lacra social que se ceba con los más pequeños. «La sociedad sigue sin saber responder a un problema que es muy serio, de grandes dimensiones, y eso repercute en el silencio de quienes lo están sufriendo», mantiene Margarita Ortíz-Tallo, investigadora de la Universidad de Málaga.

Es una de las principales conclusiones del trabajo 'Prevalencia del abuso sexual infantil en España: un estudio con muestra representativa', publicado por tres docentes de la UMA. El mismo ha estado dirigido por Marta Ferragut, del departamento de Psicobiología y Metodología de las Ciencias del Comportamiento, contando con las docentes Margarita Ortíz-Tallo y María José Blanca.

Los datos que arroja son estremecedores. Datos como que el 27,82% de la muestra sufrió algún tipo de abuso sexual con tocamientos mientras era menor de edad. O que una de cada 35 víctimas infantiles fue forzada a mantener relaciones con penetración. Una cifra que se dispara al 41,5% cuando se incluyen, además, otras formas de abuso sin contacto.

La realidad es que no estamos ante casos aislados, según incide Ortiz-Tallo: «Los hallazgos son muy impactantes, nos revelan que casi la mitad de la población sufre algún tipo de abuso durante su infancia o la adolescencia». Como recalca, del estudio se deduce que dos de cada cinco niños son víctimas de alguna forma de violencia sexual, lo que eleva la incidencia estimada por el Consejo Europeo –uno de cada cinco.

«Esta variación se debe a que también hemos contado como abusos aquellos que se mantienen sin contacto y tienen lugar principalmente a través de medios tecnológicos, como puede ser la muestra de material pornográfico, el envío o la solicitud de imágenes con desnudos o su toma sin consentimiento», detalla Ortíz-Tallo.

El horror comienza, en la mayoría de los casos, a edades muy tempranas, cuando el menor apenas cuenta con herramientas para reaccionar: entre los seis y los once años. El 50% de las personas de la muestra que reconoció haber sufrido tocamientos en sus partes íntimas indicó que se produjeron en esta franja de edad, lo que aumenta el riesgo a que el abuso se cronifique en el futuro y vaya a más.

Personas conocidas

Asimismo, el estudio de la UMA revela que se da una mayor prevalencia en las niñas, aunque los niños tienen más posibilidades que ellas de sufrir violencia sexual por parte de mujeres, aunque sea una forma minoritaria –más de un 80% de los abusadores son varones.

«Es curioso porque existe la creencia de que la violencia sexual infantil la cometen miembros de la familia y no siempre es así. En el caso de los niños, hemos visto que los perpetradores del abuso suelen ser personas conocidas que no forman parte del entorno familiar», apunta Ortíz-Tallo.

Estos datos asoman la punta del iceberg de una pesadilla. Del silencio que solo un 27,5% de la muestra representativa se atrevió a romper mientras era menor. «Los niños viven esto de forma terrorífica y se callan porque están atemorizados; sobre todo cuando son pequeños: si les dicen que van a matar a su madre si lo cuentan, se lo creen», señala la investigadora.

«Hasta que esto no sea tan trabajado y tan conocido como la violencia de género, esta lacra va a continuar», sentencia Ortíz-Tallo. Prueba de ello, incide, es que los datos de una realidad tan terrible apenas han cambiado en las últimas décadas.

Trabajar en prevención y prestar atención a posibles señales

La prevención es clave para que los menores sepan identificar las conductas de abuso sexual, pero también para que familiares y personas adultas del entorno sepan interpretar el grito de silencio de los menore que están siendo víctimas de esta lacra. En una mayoría de casos, no llegan a manifestarlo verbalmente de forma explícita. Esta es una de las áreas que la Asociación Con.ciencia de Málaga trabaja con esmero, integrada principalmente por profesionales de la psicología y la medicina.

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