Uso de las mascarillas FFP2 frente a otros tipos: ¿resulta realmente necesario?
Según la OCU, en España, a diferencia de otros países europeos, se comercializan mascarillas higiénicas homologadas. La clave está no tanto en cuál usar, sino en hacerlo siempre y de manera correcta
La virulencia de la tercera ola de la pandemia del Covid-19 en España, con hospitales y UCI al borde del colapso, y las ... nuevas variantes del virus mucho más contagiosas han llevado a poner en tela de juicio el uso preferente de las mascarillas higiénicas o quirúrgicas para frenar la expasión de la enfermedad o, si por el contrario, habría que imponer la utilización de las FFP2, sobre todo en el transporte público o en lugares cerrados, como ha ocurrido en algunos países europeos. El propio presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, hacía un llamamiento la semana pasada al Gobierno central para que rebajara el precio de las mascarillas FFP2 y hacerlas así más accesibles a los ciudadanos.
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Respecto a este debate, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha defendido que «aprobar el uso de la FFP2 en algunas situaciones (sanitarios) puede ser razonable, pero lo de que toda la población tenga que llevarla es muy debatible, siempre y cuando todos llevemos la protección».
Un discurso parecido es el que mantiene la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que defiende que, en España, se cuenta con mascarillas higiénicas homologadas, seguras y recomendables, por su respirabilidad y eficacia, para su uso en condiciones normales por población sana. «Pretender otra cosa son ganas de crear aún más incertidumbre en una situación ya de por sí complicada», recalca. Más aún cuando el coste de las mascarillas FFP2 supera el euro por unidad, y por lo tanto no están al alcance de todo el mundo, mientras que el precio de las quirúrgicas se fijó en 0,72 euros.
Según la OCU, lo que está ocurriendo en otros países europeos es que las mascarillas que no son 'médicas' suelen ser textiles o no están sometidas a ningún estándar normativo (o como mucho al acuerdo europeo CWA 17553, que exige niveles de filtración menores). Por ello, ante la alarma por el creciente número de contagios, en estos países se ha optado por medidas más restrictivas y se ha obligado al uso de las FFP2 sobre todo en espacios cerrados.
Esta situación no se da en España donde existen mascarillas higiénicas homologadas que cumplen unos requisitos mínimos de eficacia de filtración y respirabilidad que las hace equiparables a las mascarillas quirúrgicas. «Las mascarillas higiénicas cumplen con creces los niveles de filtración: nuestro análisis reveló que su eficacia superaba el 95%», puntualiza la OCU.
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En esta misma línea, se manifiesta la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) que recomienda el uso de mascarillas FFP2 solo en espacios cerrados con poca ventilación en los que no es posible mantener la distancia social y es necesario estar durante un tiempo prolongado; para el resto de situaciones, considera que la mascarilla quirúrgica es suficiente para evitar la propagación del SARS-CoV2, siempre y cuando se use de manera adecuada. Desde esta entidad científica insisten en que «lo importante es asegurar el cumplimiento de los aforos, guardar las distancias de seguridad, ventilar, lavarse las manos y usar correctamente las mascarillas». «Con el cumplimiento de estas medidas sería suficiente para evitar la propagación de la Covid-19», han aseverado.
«Es necesario reducir la transmisión del virus y por ello las mascarillas quirúrgicas y FFP2 son las más efectivas y las que presentan mayor nivel de evidencia en el control de las infecciones», aseguran, y concretizan que las mascarillas quirúrgicas se basan en su efecto protector dual. «Dada la capacidad de asintomáticos para transmitir la enfermedad, todos deberíamos considerarnos potenciales enfermos y llevarla puesta con la intención de proteger a los demás en el caso de que seamos personas infectadas asintomáticas», reiteran.
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Según apuntan desde la SEMPSPH, el uso de la FFP2 o superior se centran en su efecto de protección individual y, dado que no es posible asegurar que las mascarillas quirúrgicas protejan a su usuario en ambientes de alto riesgo, son las recomendadas para utilizar en la atención a pacientes infectados, siendo eficaces incluso aunque los enfermos no lleven mascarilla puesta y en ambientes sin ventilar donde el infectado y el otro sujeto compartan un espacio estrecho durante un tiempo prolongado.
El Ministerio de Sanidad elaboró en su momento una guía aún vigente sobre los tipos de mascarillas que se deben usar dependiendo de si la persona no presenta síntomas compatibles con el Covid o si, por lo contrario, ya se encuentra contagiada o está en contacto con el virus, e insiste en que las FFP2 son de uso preferente para personal sanitario. De hecho, especifica que «si no eres profesional, no estás en contacto con el virus o no tienes actividades de riesgo relacionadas con el Covid-19 no necesitas este tipo de mascarillas para protegerte de contagio, a no ser por indicación médica».
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Sanidad, al igual que la OCU, pone más el acento en que la mascarilla se utilice siempre, de manera correcta y respetando los tiempos de uso ya sea higiénica, quirúrgica o FFP2. También hay que asegurarse de que cuenta con la homologación requerida según el tipo.
La OCU realizó una encuesta que revela que los españoles llevan puesta la misma mascarilla mucho más tiempo del recomendado. En el caso, de las higiénicas o quirúrgicas no reutilizables se utilizan 12 horas seguidas de media, cifra que se eleva hasta las 21 horas en el caso de las FFP2, cuando Sanidad aconseja cambiarlas cada cuatro horas, tiempo que se puede elevar a seis u ocho horas en el caso de las últimas.
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Igual de importante es usar de manera correcta la mascarilla y cuidar la higiene en el momento de manipularla. No cumplen con su función si están colocadas bajo la nariz o al cuello, y solo se pueden quitar en espacios públicos, restaurantes, bares o terrazas cuando se vaya a comer o beber.
También hay que prestar especial cuidado al guardarlas o tirarlas a la basura una vez que se vayan a desechar.
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