«Parecemos 'Los Goonies'», dice Pepe Torregrosa (a la izquierda con pañuelo en la cabeza).
Málaga en verano

Aquel verano de Pepe Torregrosa de la playa a El Burgo

El cantante malagueño vivió sus mejores vacaciones jugando en su barrio y yendo de campamentos a la Sierra de las Nieves, donde aprendió a tocar la guitarra

Domingo, 18 de agosto 2019

Un verano puede marcarte para siempre. En el caso de Pepe Torregrosa, cantante de Jarrillo' Lata -inmerso en la presentación de su primer trabajo en solitario, 'Canciones destiladas'-, ha ido acumulando momentos estivales en el diario que hoy le definen como persona, músico y padre. Todos esos recuerdos se reparten en tres puntos geográficos concretos: su barrio, La Luz; el pueblo al que iba de campamento, El Burgo; y la costa malagueña por la que acompañaba a su padre, también músico, de bolo en bolo. «Los finales de los ochenta fueron un no parar», explica con una sonrisa en la voz.

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Los recuerdos más tempranos se almacenaron cuando tenía poco más de seis años. «Mi padre se iba con la orquesta a los bares de la Carihuela y empezó a dejarme que le acompañara». De la Barracuda pasaban al Mi Bohío para ir a los apartamentos de El Bajondillo y poco a poco empezó a salir al escenario a canturrear lo que saliera, «a veces Julio Iglesias, otras Juan Pardo». «Para mí es un recuerdo muy bonito porque salía todo de forma natural, es lo mismo que vivía en casa pero en un escenario».

Su padre hablaba varios idiomas pero a él le costaba entender a los extranjeros que acudían a los conciertos de su padre. «Ahí fue cuando comencé a entender el vínculo que genera la música, es un lenguaje universal, en los bolos había gente de muchos países, cada uno de su padre y de su madre, pero todo el mundo bailaba con mi padre».

Pepe Torregrosa se dedica a la música desde que tiene «uso de razón», aunque también es cortador profesional de jamón. Todo ello lo compagina con la paternidad (acaba de nacer su tercer hijo este fin de semana) y con la promoción de su primer trabajo en solitario, 'Canciones destiladas', un disco con el que se decidió a contar su historia«Nos bañábamos en la poza y todos acabábamos pasando por el botiquín»

Los otros recuerdos de los veranos de la infancia de Torregrosa se forjaron el El Burgo, a finales de los ochenta. «Estaba apuntado a unos campamentos en una especie de salón parroquial o grupo para jóvenes cristianos, aunque de religión había poco, era un lugar en el que los chavales de los barrios vivían otra realidad». Desvinculado de la Iglesia, la organización de esos campamentos pretendía «apartar a los niños de la calle más mala», y surtía efecto, reconoce.

El cantante recuerda la noche de antes de que llegara el día de partir hacia la Sierra de las Nieves, «sin dormir de puro nervio». «Con doce años y siendo la primera vez que uno sale de su casa, pues imagínate». La emoción estaba justificada porque el hecho de estar dos semanas en plena naturaleza era «la mejor experiencia» de los meses de vacaciones. Aun así, con la perspectiva que da el paso de los años, lo recuerda -entre risas- como «una pequeña mili».

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Además de hacer amigos, lo que más gustaba a Torregrosa de aquellos días de campamento era el concurso de canciones, «algo muy carnavalero». «Estábamos divididos en grupos y teníamos hasta un tipo y una canción preparada para competir, era un puntazo, con doce o trece años yo ya estaba componiendo temas para el campamento, era como una especie de murga... y yo ahora soy muy, muy carnavalero», comenta entusiasmado por la ironía.

Los días pasaban sin prisa en El Burgo entre competiciones deportivas y pasajes del terror «a lo mangui» que daban «más risa que miedo». «Nos bañábamos en la poza, nos dábamos golpes y se nos caían las postillas, todo el mundo acababa pasando por el botiquín y si se acababa el gel de baño pues nos duchábamos con Mistol y el Cola-Cao se bebía en jarrillos de lata», recuerda el cantante malagueño de nuevo sonriente por las sensaciones de la infancia.

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Nuevos amigos

Todo eso dejó huella en él. «Yo creo que bastante», matiza. «No llevaba el camino más correcto, el hecho de haberme metido allí, aprender a tocar la guitarra y estar un poco más 'recogío' no me vino nada mal». De hecho, «algunas junteritas» que tenía por la época no le siguieron hasta El Burgo, lo que le permitió ver más allá de «las calles del barrio» y conocer a «otra gente guay». En el campamento se sentía «parte de un grupo» -llegó a inscribirse en un coro vinculado con la organización-, lo que le mantuvo «en la buena senda», reconoce sin complejos.

Actualmente mantiene «muy buenos amigos» a los que conoció en su día al llegar a El Burgo, con la ilusión de conocer nuevo mundo, eso sí, sin salir de la provincia de Málaga. «Alguno se quedará 'pillao' cuando vea la foto -que ilustra esta entrevista-, pero bueno, es lo que hay», comenta entre risas.

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La música que conoció en el salón de su casa gracias a la voz y al oficio de su padre se consolidó en Torregrosa cuando aprendió a tocar la guitarra y desde entonces ha sido su pasión. En 2007 se fundó Jarrillo' Lata, en el año 2010 lanzaron su primer disco y comenzaron a ganar premios. Actualmente se encuentran planificando su cuarto disco de estudio mientras Torregrosa promociona y gira con su primer álbum en solitario. Además, este fin de semana ha nacido su tercer hijo.

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