Sr. García .

Marte

CRUCE DE VÍAS ·

Paseo por el pequeño territorio que me circunda hasta que cae la noche y el planeta se transforma en un inmenso desierto

Sábado, 28 de noviembre 2020, 00:03

Cuando estaciono el vehículo con el que acabo de cubrir la distancia que existe entre la intimidad del hogar y el centro de la ciudad ... me coloco la Unidad de Movilidad Extravehicular obligatoria y salgo al espacio exterior procurando evitar el riesgo que implica estar a la intemperie. Doy los primeros pasos bajo la luz rojiza del atardecer. A esta hora apenas se distinguen muestras de vida en las calles, sólo algún que otro marciano flotando en el aire como si de pronto hubiera desaparecido la gravedad. Paseo por el pequeño territorio que me circunda hasta que cae la noche y el planeta se transforma en un inmenso desierto. Entonces regreso a esa especie de nave espacial en la que se ha convertido mi casa y donde almaceno todo lo necesario para solventar las necesidades más inmediatas. A través del cristal de la ventana observo el vacío. De vez en cuando cruza el cielo un avión y saludo a los pasajeros agitando la palma de la mano. Por un instante tengo la sensación de no vivir tan aislado.

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Durante las largas horas muertas me comunico con los demás a través de la Red del Espacio Profundo. Se trata de una especie de confesión que realizamos en voz alta a través de las antenas de radio interplanetarias que permiten relacionarnos con otras personas por muy alejadas que se encuentren y de esta manera compartir la soledad. El aislamiento une a los náufragos del mundo entero. Yo no soy nada partidario de las redes sociales pero he de reconocer que cada día me estoy quedando más solo. Actualmente me comunico por teléfono con quienes guardo mayor afinidad y he de reconocer que nunca antes había exteriorizado tanto los sentimientos como estoy haciendo ahora. Tampoco me gusta hablar por teléfono, pero no queda otro remedio que hacerlo para distraer la mente y olvidar por unos momentos la sombría y extraña realidad.

Esta noche he soñado que vivía en una nave espacial y cada vez que salía al exterior me colocaba la escafandra porque fuera no había oxigeno o estaba tan contaminado que era imposible conservar la vida sin ir herméticamente protegido. Durante el sueño respiraba para adentro hasta que de repente noté que me faltaba el aire. Algo fallaba en el traje protector que impedía la circulación del oxígeno. Recordé que de niño me sumergía en el agua de la bañera y contaba los segundos tratando de aguantar el mayor tiempo posible sin salir a la superficie, pero ahora el tiempo transcurría a gran velocidad. ¿Cuántos minutos aguanta alguien normal sin respirar? Afortunadamente desperté de la pesadilla justo antes de asfixiarme. La luz roja del amanecer atravesaba los cristales. Me asomé de nuevo a la ventana y vi a los pájaros brincando felices en el parque infantil precintado que hay enfrente de casa.

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