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LUIS ALFONSO GÁMEZ
Lunes, 28 de enero 2019, 00:31
A Daniel Torregrosa (Murcia, 1969) nunca le había interesado «especialmente» la mitología. Pero hace ocho años empezó a publicar en su blog, 'Ese punto azul pálido' -el nombre es un homenaje a Carl Sagan-, una serie de artículos sobre su influencia en la ciencia. «La mitología ha servido de inspiración a pintores, escultores, arquitectos, escritores y en general a todas las artes. Y también a la ciencia», escribía en la primera anotación, el 16 de noviembre de 2010.
Nacía así «una sección sin muchas pretensiones». Solo quería divertirse y aprender, aseguraba. Pero cayó rendido ante Selene, Perseo, Caronte y los cíclopes. «He descubierto un mundo de gran riqueza», dice ahora el autor de 'Del mito al laboratorio' (Cálamo), un libro que funde los mitos -grecorromanos, sobre todo- con la ciencia y la técnica. A los dioses, héroes y monstruos hijos de la imaginación humana, con los planetas, las mariposas, los corales, los cohetes, los dinosaurios y las plantas del mundo real que llevan sus nombres.
Torregrosa es químico y un apasionado de la divulgación científica. «Siempre he defendido que no hay dos culturas, ciencias y letras, sino una sola, como decía el físico y novelista inglés C.P. Snow». Esa máxima impregna cada uno de los 56 capítulos, dedicados a otros tantos personajes, de un libro que puede leerse linealmente o a saltos. Una obra en la que cada apartado comienza con la descripción del mito y luego da paso a los minerales, seres vivos, cuerpos astronómicos y naves espaciales bautizados por él.
Lo más difícil, afirma, ha sido elegir en algunos casos la versión del mito a contar, ya que la historia de ciertos personajes varía en detalles según la fuente. Así, Prometeo, titán benefactor del ser humano -al que da el fuego, desatando la ira de Zeus-, puede tener como madre a la oceánide Asia o a la también oceánide Clímene, ambas hijas de Océano y Tetis. Y el padre de Orión puede ser Poseidón o Enopión, rey de Sicilia. Para no sembrar la confusión en el lector, Torregrosa ha optado por elegir una versión basándose en fuentes básicas como las obras de los mitólogos Antonio Ruiz de Elvira y Félix Guirand. «Ha sido la parte más difícil y al mismo tiempo la más fácil porque la elección de la versión siempre es subjetiva. La parte científica y tecnológica ha sido más sencilla para mí debido a mi formación».
Dice este divulgador que haciendo el libro ha aprendido «mucho de astronomía» y también curiosidades. «Prometeo -cuenta- era un pino de Nevada (EE UU) que era el árbol más viejo del mundo. Tenía 5.000 años cuando lo taló por error un estudiante de botánica en 1964. Ahora, el árbol más viejo es Matusalén, y el Servicio Forestal de EE UU guarda en secreto dónde está». Además, explica, Prometeo fue un proyecto de la NASA para estudiar el uso de propulsión nuclear en viajes espaciales de larga duración.
El lector se topa con muchas curiosidades en 'Del mito al laboratorio'. Por ejemplo, con que Urano, el séptimo planeta del Sistema Solar, no siempre se llamó así. Su descubridor, William Herschel (1738-1822), lo bautizó inicialmente como Georgium Sidus (estrella de Jorge), en honor del rey Jorge III, pero al final se impuso la norma no escrita de darle un nombre mitológico, Urano, personificación del cielo y padre de Saturno, el sexto planeta. Los titanes, por su parte, están detrás de un grupo de enormes dinosaurios, los titanosaurios.
No deja de resultar paradójico que la ciencia, que busca la explicación racional de los fenómenos y, por tanto, ha acabado con muchos mitos, recurra a estos para bautizar sus grandes hallazgos, incluso hoy en día. Ahí están los planetas enanos Sedna, Makemake y Haumea, que deben sus nombres a las mitologías inuit, pascuense y hawaiana, respectivamente. «La mitología cuenta grandes historias: el viaje del héroe de 'Star wars' estaba ya en Odiseo. Hoy la mitología sigue viva en el cómic y el cine, donde han resucitado dioses como el nórdico Thor, que da nombre a un elemento químico, el torio, y a una rara musaraña», apunta Torregrosa, en cuyo libro hay numerosas referencias a la cultura popular, desde Mark Knopfler hasta 'Blade runner'.
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