El cambio climático triplicó en Europa las muertes por calor durante la última ola
Un estudio de urgencia liderado por el Imperial College de Londres sobre finales de junio calcula un exceso de 1.500 víctimas por este fenómeno global
Las muertes provocadas por las altas temperaturas no son algo nuevo. Cuando el termómetro aprieta, los cuerpos más vulnerables sucumben al estrés que les supone ... gestionar un calor incompatible con su estado de salud. Mayores, enfermos crónicos, niños y embarazadas han estado siempre en la diana de este fenómeno climático. Todos los años, las autoridades calculan cuántas muertes han registrado las principales ciudades –al menos en las europeas– a causa del calor. En España, el Instituto de Salud Carlos III es el encargado de realizar y publicar diariamente este cálculo, a través del sistema MoMo.
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Ahora, y tras la ola de calor que ha recorrido buena parte de Europa a finales de junio y principios de este mes de julio, un equipo de 14 científicos europeos liderados por el Imperial College de Londres ha realizado un estudio de urgencia para ir más allá y estimar cuántas vidas se han perdido directamente a causa del cambio climático. Esto es, no solo por el verano, sino debido a ese exceso de calor, a esa temperatura anormalmente alta que es atribuible al citado fenómeno global.
De no haber existido éste, aproximadamente 1.500 personas menos habrían perdido la vida en las doce ciudades europeas analizadas en el trabajo, Madrid y Barcelona entre ellas, en el periodo comprendido entre el 23 de junio y el 2 de julio. Así, en vez de alrededor de 2.300 fallecidos, la cifra habría sido de 800. De ahí que una de las principales conclusiones del trabajo sea que el cambio climático ha triplicado las muertes por calor durante la última ola. Con todo, un 65% de las víctimas son achacadas al clima extremo.
Más impacto que la dana
Tal y como recuerdan desde la citada institución británica, este impacto del calor ya resulta superior a otros fenómenos extremos más sonados, como lo fueron la dana de Valencia o las inundaciones en el centro de Europa el pasado otoño. Por su condición de «asesino silencioso», el calor no termina de calar como un peligro en el mensaje que llega a la ciudadanía.
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«El cambio climático mata. Está intensificando las olas de calor y llevando a las personas vulnerables al límite. Este estudio demuestra que cada fracción de grado de calentamiento supone una enorme diferencia, ya sea 1,4, 1,5 o 1,6», declaró ayer durante la presentación internacional del estudio Garyfallos Konstantinoudis, doctor del Instituto Grantham sobre Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College.
Sobre el análisis de las ciudades, Milán y Barcelona, en ese orden, fueron las más perjudicadas, con 317 de las muertes estimadas por el cambio climático y 286 respectivamente, seguidas de París, con 235.
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«El cambio climático mata: está intensificando las olas de calor y llevando a las personas vulnerables al límite»
Garyfallos Konstantinoudis
Doctor en el Imperial College de Londres
En la comparación con Madrid, donde fueron 108 las atribuidas al fenómeno, el doctor Konstantinoudis reconoció no tener una explicación clara de por qué la población en Barcelona se mostraba más vulnerable. Ahora bien, a pesar de que la cifra es menor, alrededor del 90% de las muertes registradas en la capital española fueron atribuidas al cambio climático.
«Es la cifra más alta de las ciudades, debido al gran aumento del calor, que superó un umbral donde las muertes por calor aumentan rápidamente», concretaron. El incremento medio de las temperaturas registradas es de hasta casi cuatro grados, con Londres a la cabeza de esta subida. Los autores insisten en que «esto demuestra que un cambio de solo 2 o 3 grados puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas».
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Sobre el perfil de las víctimas, no hay sorpresas: las personas de 65 años o más representaron el 88% de las víctimas. «La mayoría de las muertes por calor ocurren en hogares y hospitales, fuera de la vista del público», recordó Pierre Masselot, investigador de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la capital británica, firmante también del trabajo.
Fallecimientos no comunicados
Este investigador, por su parte, sugiere que la cifra real de víctimas es superior a las muertes que se puedan reportar oficialmente después de cada verano. «Si bien se han reportado un puñado de muertes en España, Francia e Italia, se espera que miles de personas más hayan muerto como resultado de las temperaturas abrasadoras y sus muertes no se registrarán como relacionadas con el calor», declaró.
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Así, advierte de que el análisis se centra en 12 ciudades y ofrece solo una instantánea del verdadero número de muertes relacionadas con las temperaturas impulsadas por el cambio climático en toda Europa, que puede haber llegado a decenas de miles.
Sobre la metodología del trabajo, los investigadores utilizaron una investigación previa publicada sobre la relación entre el calor y el número de muertes diarias en las ciudades, independientemente de la causa. Combinaron estas funciones de riesgo de mortalidad para estimar el número de muertes relacionadas con el calor, tanto en la reciente ola de calor como en un evento hipotético más frío a lo largo de diez días.
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Los resultados muestran cómo aumentos relativamente pequeños en las temperaturas más altas pueden desencadenar grandes aumentos de mortalidad cuando el calor afecta a personas con afecciones subyacentes, como enfermedades cardíacas, diabetes y problemas respiratorios, identificados en estudios previos.
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Hace calor en verano, pero cada vez es menos normal
El estudio del Imperial College hecho público hoy coincide con la publicación de los datos relativos a junio del programa europeo de vigilancia del cambio climático Copernicus. Entre otras conclusiones, los satélites confirman junio de 2025 como el tercero más caluroso a escala mundial, con una temperatura media del aire en superficie de 16,46 °C. Sobre la ola de calor en el oeste y sur de Europa, destaca que gran parte de la región registró sensaciones térmicas superiores a 38 grados centígrados, lo que se traduce en un «estrés térmico muy fuerte». En algunas zonas de Portugal la sensación térmica alcanzó los 48 °C.
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En el conjunto de Europa occidental se registró el mes de junio más cálido de la historia, con una temperatura media de 20,49° C, 2,81° C por encima de la media del periodo comprendido entre 1991-2020.
El mar no se escapa de estas anomalías. En junio, el Mediterráneo occidental también desarrolló una ola de calor marina extraordinaria, que dio lugar a «la temperatura de la superfiecie media diaria más alta jamás registrada en el conjunto de la región en junio (27,0 °C)».
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