Los especialistas creen que los despertares nocturnos de los bebés pueden tener un origen fisiológico.

La cuna que hace creer al bebé que va en un coche

Los problemas de los niños para dormir motivan tres de cada diez visitas al pediatra. Ford dice haber ideado la solución al insomnio infantil: una camita que recrea el movimiento de un paseo en coche

icíar ochoa de olano

Lunes, 8 de mayo 2017, 00:02

Pocas situaciones generan una mezcla más explosiva de irritación e impotencia que la huelga salvaje de sueño de un niño. Bien sea porque no son ... capaces de conciliarlo, bien porque no logran mantenerlo durante buena parte de la noche sin desvelarse, la desesperación que producen en sus padres los bebés insomnes y, sobre todo, el inconsolable llanto con el que se manifiestan es proporcional a los pingües beneficios que editoriales, discográficas, avispados galenos, naturópatas sagaces y, ahora también, factorías del motor, obtienen con sus respectivas soluciones.

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A las fábulas presuntamente narcolépticas a base de animalitos que bostezan y camitas que abrazan, los cuentos que encierran soterradas técnicas psicológicas para inducir al letargo, los sedantes baños con aromaterapia, los estudiados ritmos y algoritmos de balanceos y arrullos, o al clásico duérmete niño (de una maldita vez) susurrado en tono y con amor, se acaba de unir una cuna motorizada. Que circular en coche constituye un método casi infalible a la hora de lanzar a los mini pasajeros a los brazos de Morfeo no es ningún secreto. Hay una explicación científica. La expone a este periódico Diego García-Borreguero, director médico del Instituto del Sueño, una clínica privada de Madrid en la que doctores de distintas especialidades tratan cada año los problemas severos que un millar de personas tiene para dormir. Entre ellos, muchos niños. «Es conocido que la actividad vibratoria con una frecuencia de entre diez y doce hercios, aplicada al cuerpo humano entero durante un intervalo de diez a quince minutos, produce cambios en el sistema nervioso vegetativo y favorece el adormecimiento», explica.

Sabedores de que un papá o una mamá desquiciados son capaces de enfundarse el abrigo encima del pijama para bajar al garaje, atar al chiquillo en la sillita y dar un par de vueltas a la manzana en plena madrugada para que caiga rendido, Ford ha ideado un moisés que recrea esa experiencia. Esto es, el movimiento de un trayecto a bordo de un vehículo. La cuna ingeniada por la marca estadounidense se conecta a una aplicación que registra los trayectos del coche y que después adormece al bebé «reproduciéndolos de forma exacta», publicitan los creadores.

Si bien esta primera generación de cunas carece de bujías, bocina o sensores de aparcamiento, imita los sonidos y el suave movimiento de un trayecto en coche y hasta incluye unos leds que simulan la iluminación del exterior del vehículo. Todo ello, unido a un diseño «cálido y de formas redondeadas», hará que el bebé se quede roque sin necesidad de que su papá o mamá pierdan los estribos, garantiza la casa de los icónicos Mustang.

Engancharse a los estímulos

Los especialistas médicos en insomnio echan el freno de mano. «Probablemente, ayude a la conciliación del sueño. Sin embargo, muchos niños necesitarán que la cuna se active una y otra vez a lo largo de la noche cuando se despiertan. Es decir, muy probablemente se acostumbrarán a ese movimiento y, cuando crezcan y pasen a la cama, no tendrán ese estímulo y volverán a tener problemas para dormir», advierte el doctor García-Borreguero.

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La cuestión es más compleja como para solventarse apretando un simple botón. No en vano, entre el 25 y el 30% de las visitas que recibe un pediatra están relacionadas, precisamente, con las dificultades para lograr un descanso nocturno prolongado y reparador. Atajarlas resulta complejo porque las razones de los desvelos son diversas. «Los despertares nocturnos pueden tener un origen fisiológico, ya que la maduración cerebral juega un papel importante en las primeras edades», señala la psicóloga infantil Sonia Esquinas. «En la edad preescolar, sin embargo, el reto suele estar en iniciar el sueño. Estos niños están habitualmente acostumbrados a la presencia física de uno de los padres para quedarse dormidos. Se ha convertido en indispensable». Después de analizar muchos casos, la experta ha llegado a la conclusión de que, en ambas situaciones, «las dificultades obedecen a problemas de iniciación»

¿Cuándo se hace necesario recurrir a un especialista? En el momento en que los adultos ven interrumpido su descanso varias veces cada noche para ir a la habitación del pequeño e iniciar el proceso de adormecimiento. Para evitar ese escenario, los médicos recomiendan «fijar rutinas, que dan seguridad a los niños y les permiten anticipar qué va a ocurrir después, y mantenerse firmes».

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