«Ahora me veo capaz incluso de enamorar»
icíar ochoa de olano
Lunes, 1 de mayo 2017, 23:58
Antonio Castillejo nació con una distrofia muscular. Se la detectaron cuando tenía ocho años. Doce meses más tarde estaba sentado en una silla de ruedas. ... Conservó cierta autonomía hasta la treintena, cuando la patología neurodegenerativa que padece suele explayarse sin posibilidad de contención. Ahora tiene 42, vive con sus padres en el cinturón de Barcelona y, aunque sabe que no hay antídoto para su mal, se ha encendido una luz que le hace mirarse a sí mismo con otros ojos.
Publicidad
Era casi un adolescente cuando le diagnosticaron la enfermedad. ¿Cómo le afectó?
Yo era extremandamene tímido y me costaba mucho relacionarme con los demás. Aunque físicamente no se me notaba aún, me veía diferente y me afectó en todos lo sentidos. Me convencí de que ninguna chica se fijaría en mí. Me encerré en mí mismo y me anulé. A los dieciocho estaba sin estudiar y sin trabajar, sin amigos y sin expectativas de nada.
¿No lo compartió con nadie?
Durante mucho tiempo nunca me preguntaron cómo estaba a nivel anímico y sentimental. Sólo se hablaba de lo que me pasaba desde el punto de vista estrictamente médico. El mensaje que me llegaba era tú no vas a tener pareja, hijos, ni una vida emocional como los demás. Lo interioricé y en buena parte ha sido así.
¿Experimentó el rechazo por parte de las chicas?
Siendo franco, no, pero porque ni me exponía. Pero, claro, llega una edad en la que quieres y necesitas tener relaciones sexuales, y empecé a frecuentar prostitutas. Y así ha sido hasta hace cuatro años.
¿Qué supusieron para usted esa relaciones?
Con el tiempo, una sensación de vacío interior muy grande. Pagas y te satisfacen a nivel genital. No recibes cariño, ni tú puedes darlo... Llegó un momento en que me perjudicaba más que me beneficiaba.
Publicidad
¿Por qué dice eso?
No me podía expresar, ni proyectar ningún sentimiento, ni expresar amor. Era una fría transacción parar comprar un tiempo estipulado.
De igual a igual
Hasta que conoció el llamado acompañamiento erótico. ¿En qué consiste?
Es gente que de forma voluntaria, a cambio de una cantidad o no, está contigo de manera íntima, sensitiva, y lo hace de igual a igual. No sientes que el otro está en una posición de superioridad, ni que te hace un favor. Te sientes como en una cita. De hecho, lo es. Quedas, charlas, tomas unas cervezas y, si hay buenas sensaciones, pactas un encuentro íntimo.
Publicidad
Desde entonces no ha vuelto a ningún club.
No. Por primera vez he sentido el cariño, la complicidad. Me he sentido amado, deseado incluso. La autoestima te sube un montón. Ya no me veo diferente. Me veo capaz de atraer a una mujer en todos los sentidos. Incluso de enamorar, ¿por qué no?
Algunas personas con limitaciones físicas similares a usted rechazan de plano esta actividad.
Sí, la tachan de prostitución.
¿No lo es?
Yo no lo veo así. Los acompañantes no viven de ello. Conocen bien nuestro mundo. Yo diría que es algo vocacional.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión