El retorno de Patricia Llosa a Marbella

Flanqueada en todo momento por su hijo Álvaro y por su nuera, Susana Abad, se ha visto a una Patricia tranquila que ha salido cada mañana a caminar por el paseo marítimo, un ejercicio recomendado para todas las edades y que, según los profesionales de la salud, aporta tanto beneficios físicos como emocionales, algo que, a buen seguro, favorece su bienestar, ahora que, desde mayo, han quedado rotos todos los lazos con el que fuera su marido durante medio siglo. Con ellos también, acudió a ver el concierto de El gusto es nuestro dentro del Festival Starlite, disfrutando de los clásicos de Ana Belén, Víctor Manuel, Miguel Ríos y Joan Manuel Serrat.

La estancia de Patricia con su hijo Álvaro y su mujer permite intuir que la calma va regresando poco a poco al seno familiar y que, finalmente, la ruptura del matrimonio no ha acarreado mayores consecuencias en las relaciones paterno y materno filiales. Una calma que, sin embargo, estuvo precedida por algunas turbulencias ya que parecía que mientras Gonzalo y Morgana , hijos también de la pareja, permanecían del lado de su madre, Álvaro expresaba su respeto por la decisión adoptada por su padre de vivir su amor junto a Isabel Preysler.

Precisamente, ella fue también durante un tiempo asidua a Marbella y se la podía ver en reuniones de sociedad junto a su marido Miguel Boyer, que falleció en septiembre de 2014. La última vez que se tiene constancia gráfica de la estancia de Preysler en la ciudad fue en 2013 con motivo del concierto de su hijo Enrique Iglesias en Starlite, al que acudió acompañada por sus otras dos hijas, Tamara Falcó y Ana Boyer, pero no es la última vez que ha visitado la Costa del Sol, ya que, parece que la pareja pasó un romántico fin de semana a finales de febrero en un lujoso hotel marbellí con motivo del cumpleaños de ella.

Y así, mientras Patricia retornaba a su destino tradicional, que según el propio Vargas Llosa afirmó en la ceremonia de nombramiento como Hijo Adoptivo de la ciudad, «es un paraíso donde renazco y vuelvo a ser joven optimista y entusiasta», el Nobel y su pareja están recorriendo medio mundo, desde los Fiordos a Bali, pasando por las islas griegas. Parece que a sus 80 años renace y vuelve a ser «optimista y entusiasta» en cualquier parte del globo, pero siempre en compañía de Preysler.