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Hidalgo en la calle Císter, con la Catedral al fondo. Nuria Faz
«El peregrino vive una aventura física y emocional»

«El peregrino vive una aventura física y emocional»

El colectivo del que es portavoz cumple veinte años y prepara para 2017 el congreso mundial de asociaciones jacobeas en Antequera

ANTONIO ORTÍN

Domingo, 7 de agosto 2016, 00:49

Por sorprendente que parezca, ha perdido la cuenta de las veces que ha hecho el Camino de Santiago. Tantas, que conoce todos los tramos posibles: el Camino Francés, la Vía de la Plata, el Primitivo, el del Norte... Trazados diferentes para un solo camino, el del encuentro del peregrino con su interior. Quizá por todo eso, Emilio Hidalgo (Málaga, 1949) es el portavoz de la Asociación Jacobea de Málaga, un colectivo de 180 socios que cada año atiende a 3.500 personas por información y credenciales; o simplemente simpatizantes de esta ruta legendaria. La asociación cumple ahora veinte años y afronta el reto de organizar en 2017 en Antequera el Congreso Mundial de Asociaciones Jacobeas.

-Permítame el chiste fácil. ¿No es un poco peregrino una asociación jacobea en Málaga?

-(Risas). Sobre todo por algo que está a 1.200 kilómetros, ¿verdad?

-Sin duda. ¿Por qué una asociación jacobea, que además tiene ya veinte años?

-Tiene su explicación. Nació para ayudar y orientar a todos los malagueños interesados en hacer el Camino. Hoy en día es más fácil, pero hace dos décadas, imagine.

- La información de 'San Google'...

-Exacto. Por eso surgió de un grupo de peregrinos malagueños. Para ayudar.

-¿Qué es ser peregrino, religión o experiencia vital?

-Es una actitud ante la vida, con una carga de profundidad muy grande. Es de esas cosas que te conmueven hasta tal punto de que es capaz de modificar tu comportamiento vital.

-Hombre, si no no se entiende esta supervivencia a lo largo de los siglos.

-Sin duda, piense usted que es el origen y la raíz de la integración en Europa.

-Eso no lo he entendido bien.

-El Camino es el intríngulis a partir del cual el Estado Nación comparte con otro Estado Nación una idea común: llegar a la tumba del Apóstol.

-¿Por qué tiene tanto éxito si, en realidad, se asienta sobre una leyenda de rigor histórico incierto?

-Tiene usted razón, pero hay un elemento que lo explica todo: el hombre está solo.

-La falta de valores...

-¡Claro! Todos necesitamos una ducha de humanismo. En el trayecto del Camino, el peregrino se encuentra consigo mismo.

-Lo cual me lleva a pensar que cada peregrino hace su propio Camino.

-Así es. Mire, eso del Camino Francés, el Primitivo, etc, es un poco el marketing de todo esto. El Camino es diálogo entre el hombre y su proceso interior, que se produce sobre todo en las primeras etapas.

-¿Le pone el espejo delante?

-Siempre. Da armas a tu alma para que se inicie en algo superior.

-¿Y no tiene algo de aventurero?

-El que de verdad hace el Camino con espíritu peregrino, sí. Y ojo, es una aventura física pero también emocional.

-Salvo los que van en su coche, yo los vi.

-Es que esos no son peregrinos, son 'turigrinos'.

-¿Perdón?

-(Risas). Es un chiste que hacemos en la asociación. Es ese pícaro que va con su propio medio de locomoción, y cuando faltan 500 metros para final de la etapa se baja, se echa polvo en las botas y llega al albergue como si viniera haciendo 40 kilómetros andando.

-Ah, ya, los conocí.

-Pues si usted ha hecho el Camino, entonces no le explico más. Sabrá que algunos llevan hasta la pata de jamón en el maletero.

-Vaya plan. Por cierto, ¿no hemos convertido el Camino Francés un poco en el Everest?

-¿En qué sentido?

-En el de su sobrexplotación.

- Ah, le entiendo. Nosotros le decimos la calle Larios, porque está hasta los topes de gente siempre. Sí, tiene usted razón y le aseguro que esa mercantilización excesiva forma parte de intensos debates entre las asociaciones.

-Imagino. Bueno, siempre nos quedará Málaga.

-(Risas). En efecto, el tramo mozárabe que desde Málaga llega a Córdoba y conecta con la Vía de la Plata. La asociación es la encargada de mantenerlo.

-¿Cuál es su fundamento histórico?

-Muy sencillo. Surge porque los mozárabes, que era la población cristiana en territorio de Al Andalus, inició sus propias rutas para encontrarse con el Apóstol y su fe. Créame que es un tramo precioso.

-No lo dudo. Y créame que, hablando con usted, me están entrando ganas de repetir.

-No me extraña. El Camino es un vicio (Risas).

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