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Esteban Guillén (primero por la izquierda) y Miguel Cardona (derecha), en su antiguo instituto, el IES La Rosaleda, para el que han colaborado en la instalación de pérgolas de madera. Sur
Profesores eméritos, la veteranía al servicio de la educación

Profesores eméritos, la veteranía al servicio de la educación

La Consejería regulará mediante un nuevo decreto la figura del docente emérito para aprovechar la experiencia de estos profesionales tras su jubilación

F. G. Alonso

Viernes, 2 de mayo 2025, 00:09

Cuando los llaman para alguna actividad, no dudan en regresar a su antiguo centro. Dejaron de trabajar, pero el vínculo con la docencia no se pierde de un día para otro. Tras décadas en las aulas o los talleres, resulta difícil desengancharse de lo que para muchos de ellos es una auténtica vocación. En colegios e institutos hay programas por los que maestros y profesores pueden seguir vinculados de alguna u otra manera al centro. Ahora, la Consejería de Desarrollo Educativo trata de formalizar y regular estas situaciones mediante la creación de la figura del docente emérito. Los docentes, si cumplen los requisitos de años cotizados como funcionarios, pueden jubilarse con 60 años. También pueden prolongar su vida laboral hasta los 70 años.

En los jardines del Instituto La Rosaleda se han levantado unas pérgolas de madera que sirven como punto de reunión de los alumnos, de lectura, de intercambio de libros o de recarga de patinetes eléctricos. En su montaje han trabajado, además de profesores del departamento de madera, Miguel Cardona y Esteban Guillén, ya jubilados. Estas construcciones de madera están dentro del proyecto Aulas Verdes Abiertas, para el que recibieron financiación de la Consejería y que tiene como objetivo principal la renaturalización de espacios en centros educativos de titularidad pública para su posterior aprovechamiento educativo. Miguel y Esteban son dos de los jubilados que forman parte de la asociación de antiguos profesores que sigue colaborando con el centro.

Miguel Cardona se jubiló con 61 años. Retrasó su retiro porque alumnos de su departamento fueron seleccionados para los campeonatos de Formación Profesional, los SpainSkills, y no quiso dejar a su alumno sin la ayuda necesaria para su mejor preparación. Miguel considera que llegando a su edad «podemos aportar nuestra experiencia de tantos años de trabajo». Mantiene por eso su colaboración con el proyecto Aulas Verdes Abiertas.

El decreto que regulará esta figura exige una experiencia mínima de 15 años en el aula

Esteban Guillén también ha sido profesor en este mismo departamento de Madera del IES La Rosaleda. Se jubiló en 2020, con 61 años. Asegura que su profesión «es difícil de aprender, por lo que cuando alcanzas madurez y conocimientos, da pena que se pierdan con la jubilación». Esteban muestra su disposición para «ayudar en todo lo que sea necesario», como ha sido este proyecto de construcción de pérgolas de madera en los espacios libres del centro. «Para mí es un privilegio poder seguir aportando mis conocimientos, después de 39 años trabajando». A través de la asociación de profesores de madera continúan su colaboración con el centro, como ha sido su reciente participación en una feria internacional en Valencia. «Esto nos permite seguir en contacto con la realidad del sector, aunque ya no estemos en activo», afirma. También considera acertada la iniciativa de la Consejería de Educación para regular la figura del profesor emérito. «Es bueno que todo esté normalizado, podemos aportar mucho, pero esto tiene que estar controlado de manera que no haya problemas», señala.

Isabel Cardona, jubilada en 2019, sigue acudiendo al colegio Nuestra Señora de Gracia. Sur

Tras 35 años de docencia, Isabel Cardona se jubiló en octubre de 2019 en su último puesto de trabajo, el colegio público Nuestra Señora de Gracia, donde ejerció como maestra de Infantil durante 14 años. Este colegio de educación compensatoria se organiza como comunidad de aprendizaje, con un papel destacado de las familias. Isabel participa en el programa de voluntariado y acude una mañana a la semana al centro educativo. Realiza con los niños lecturas de cuentos y libros y tertulias dialogadas, en las que se lee un libro y luego los niños comentan sus impresiones. «Aprovecho mi experiencia de tantos años en la educación para tratar de aportar lo que pueda», comenta. Para ella, pasar esas horas del día con los niños y niñas del colegio «es muy gratificante, me lo paso muy bien, es un disfrute estar con ellos y sin la responsabilidad de ser su maestra».

La Ley de Educación de Andalucía de 2007 ya contemplaba la regulación de esta figura. Pero no ha sido hasta el pasado mayo cuando se activó con la redacción de un proyecto de decreto. El objetivo es prestigiar la carrera docente aprovechando para el sistema el talento y la experiencia de los profesores eméritos a través de su colaboración con los centros y las familias. Se prevé una colaboración voluntaria y no remunerada, por un máximo de diez horas al año, a través de un procedimiento de convocatorias en las que se solicitarán estas colaboraciones con los centros, que a su vez tendrán que ser aprobadas por el consejo escolar y el claustro de profesores.

3.000 jubilaciones al año

Podrán realizar labor de apoyo aprovechando su experiencia tanto a docentes noveles como en prácticas, participar en la formación docente así como realizar actividades de mediación u orientar para la resolución de posibles conflictos para mejorar la convivencia. También, colaborar en la dinamización de las bibliotecas escolares, entre otros. En Andalucía se jubilan de media unos 3.000 docentes cada año: para poder optar a esta medida de colaboración el docente tendrá que tener un mínimo de 15 años de docencia en el aula.

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