Los mitos del amor romántico en el colectivo LGTBI, un TFG sobre el colectivo: «Siempre se habla desde lo cis hetero normativo»

Para llevar a cabo este trabajo, la socióloga hizo una búsqueda sobre los artículos que ya estaban publicados. «Me costó muchísimo encontrar estudios que hablaran sobre la violencia dentro del colectivo», asegura. Además, los que consiguió eran a partir de 2015 y siempre trataban el tema de una manera superficial o centrados en una sola parte del colectivo. «Uno daba mucha información, pero solo sobre parejas gays. Se dejaba mucho atrás», relata Novoa.

Luego, utilizó la metodología de grupos de discusión, lo hizo con uno de parejas cis heterosexuales y otro del colectivo. Sin embargo, le hubiera gustado hacer un grupo de discusión con cada letra del colectivo, pero desde la Universidad Pablo de Olavide solo le permitían dos. «Intenté obtener la máxima representación, en el grupo había personas gays, lesbianas y bisexuales. En el grupo del colectivo destacaron la invibilización que sufren, que deriva que tampoco fueran visibles sus problemas. Para los gays, el mayor problema era la masculinidad; para los bisexuales, la invisibilización, y para las lesbianas: la traslación de roles cis heterosexuales a las parejas LGTBI. Mientras que el grupo de heterosexuales sirvió para confirmar lo analizado. «Los mitos del amor romántico derivan en violencia dentro de la pareja, en violencia de género», asegura la socióloga. Cuando se habla de mitos del amor romántico, se piensa en la media naranja, la monogamia, la exclusividad y la omnipresencia del amor, entre otras cosas.

«Una diferencia que encontré fue que las personas LGTBI estaban mucho más abiertas a modelos relacionales diferentes al monógamo, mientras que los cis hetersoxruales tenían mucha reticencia a cambiar eso», afirma Novoa, quien también apunta a las ganas de las personas del colectivo por participar en el grupo: «Tenían la sensación de que por fin se le había puesto un medio por el que podían expresar sus problemas».

 

En cuanto a las conclusiones, Novoa cuenta que la propia realidad LGTBI nace de un cuestionamiento de lo que está bien y mal, lo que hace que tiendan a reflexionar sobre la realidad romántica y la pareja monógama como única realidad, entre otros asuntos. «Tienen facilidad para cuestionarlo, pero por la falta de referentes que hay dentro del colectivo, termina dándose una traslación de esos modelos cis heterosexuales a parejas LGTBI, que terminan derivando en violencia», desvela Novoa, quien concluye que los mitos del amor romántico «afectan de manera indirecta» en la intraviolencia, pero que lo que más afecta es «la translación de roles masculino-femenino».

Dos carreras. Dos TFG. El segundo, sobre la copla. Novoa quería hablar del discurso político de la copla, pero dudaba. No sabía si hacerlo sobre la mujer o sobre el colectivo gay del franquismo: «Mi tutor me dijo que sobre mujer ya había mucha literatura y si quería aportar algo nuevo que hablara sobre el colectivo, que son realidades más invisibilizadas». Y así lo hizo.

«Decidí hacer un estudio de las diferentes representaciones de la homosexualidad durante el franquismo a través de la copla», subraya la politóloga. Como conclusión, Novoa llegó a que las personas que cantaban copla, generalmente, eran mujeres, y cuando lo hacían hombres no lo hacían sobre temas amorosos. «Tenemos los ejemplos de Manolo Escobar y su Que viva España o el de Juanito Valderrama con El emigrante», apunta. Sin embargo, había un grupo masculino que sí lo hacia. «Trataban temas amorosos, normamlmente escritos por Rafael de León, reconocido homosexual, o por Quiroga, que nunca se supo muy bien si tenía familia o no», cuenta.

«Trataban temas amorosos pero desde la desgracia, desde un sentimiento de culpa de castigo, un poco como ese propio rechazo a su identidad en el momento», asegura la politóloga. Eran canciones en las que sí aparecían referencias expresas a personas homosexuales como Pepito de Benavídez o el Polichinela, pero se hacía siempre desde la caricatura, dice Novoa. «Refleja lo que la época dejaba que se reflejara de ellos», asegura. Esa caricatura y promiscuidad, por un lado y, por el otro, interiormente cómo se sentían el rechazo, el autocastigo, la culpa, concluye esta socióloga y politóloga comprometida con las realidades invisibilizadas del colectivo LGTBI.