R. Rodríguez

La Virgen del Rosario de El Palo abrevia su recorrido ante la amenaza de lluvia

La Dolorosa de Lágrimas y Favores se ha sumado, también, a un día especialmente mariano, para celebrar el 75.º aniversario de su primer rosario en manos de las Cofradías Fusionadas

Domingo, 13 de octubre 2024, 09:34

Aunque durante toda la semana se venía hablando del frente asociado al huracán 'Kirk' y de la nueva borrasca atlántica que había llegado a la ... Península, que podía traer agua a Málaga este sábado, festivo por el Día de la Hispanidad y del Pilar, finalmente las previsiones no se cumplieron, lo que permitió la celebración de los rosarios callejeros de las vírgenes del Amor, de la Cofradía del Rico, y Mediadora de la Salvación, por la mañana, y de Lágrimas y Favores, y Traspaso y Soledad de Viñeros, por la tarde, además de la salida procesional de la Virgen del Rosario, que, un año más, como lo viene haciendo desde, al menos, finales del siglo XIX, reivindicó su papel de patrona y protectora de El Palo, aunque lo tuvo que hacer por un recorrido abreviado, debido a la amenaza de lluvia.

Publicidad

El paleño sabe y es consciente de que la defensa de estos privilegios viene de antaño, incluso, desde antes de que se oficializaran sendos títulos. Quizá, desde el mismo día en que llegó al barrio de la mano de la familia Cruzado, que la tenía en su oratorio particular, situado en los terrenos del actual colegio San Estanislao de Kostka. Pero si hay un momento en el que la imagen reclama su protagonismo por derecho, esto ocurre cada octubre, mes rosariano, y, en concreto, con motivo de sus cultos y, sobre todo, en su procesión de gloria, en la que el fervor por la Virgen del Rosario se manifiesta con rotundidad. Porque El Palo es, ante todo, un barrio marinero y mariano a la par, y como tal, reza y siente a María Santísima, bajo la advocación del Carmen, la otra patrona y protectora, pero sin título –ni falta que le hace–, y, por supuesto, del Rosario, la Virgen de siempre, la autenticidad heredada, símbolo de identidad de la zona, que se presentó este sábado con una nueva saya, blanca, bordada en hilo de oro fino sobre con diseño simétrico, creado por Curro Claros, el vestidor de la efigie, y con bordados del taller de Manuel Lozano. Esta pieza, conocida como la de los girasoles, tiene detrás una importante carga simbólica, ya que esta flor representa al sol, la luz de aquel que busca permanentemente a Dios, a lo divino.

Mientras que un efectivo de la Policía Local alertaba a sus compañeros, en la calle, que podía llover a partir de las 20.30 horas, en el interior del templo de Nuestra Señora de las Angustias se veía la imagen entronizada. La Virgen del Rosario iba de dulce, de reina, enmarcada en con una ráfaga de hombros de flores de talco, sedas, bisutería y espejuelos, confeccionada por Pablo Ruiz Banús, tocada con su corona imperial de plata con rayos flamígeros dorados, su manto celeste, la medialuna de la que caían dos rosarios, y portando con la mano izquierda al Divino Infante, que sacaba una nueva túnica con bordados en oro, realizada por las camareras, y con la derecha, el cetro, mientras que dos rosarios caían con gracia sobre el regazo. La escultura mariana también exhibía nuevas piezas ofrecidas por sus devotos, como un barco de plata, un broche con el escudo dominico y un broche de plata del siglo XIX, procedente de Bruselas, con incrustaciones de circonitas y tres piedras de zafiro azul oscuro. Además, en un claro guiño al Día de la Hispanidad, la Virgen llevó la cruz con distintivo blanco de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, entregada por el hermano José Carlos Díaz Gutiérrez, la cruz al mérito militar de la Unidad Militar de Emergencias, donada por Rafael J. Jiménez, y el fajín de general de Manuel Contreras,

Cuando el cortejo se puso en marcha, a las 17.30 horas, comenzaron a caer las primeras gotas, aunque el susto duró poco. Sin embargo, entre el público se corrió la voz de que la hermandad saldría, pero para dar una vuelta a la manzana y regresar pronto, antes de que pudieran producirse precipitaciones. Y esto fue lo que ocurrió. La decisión ya estaba tomada desde antes, incluso, de que la Virgen del Rosario pisara la plazoleta de la iglesia. La imagen cruzó el dintel del templo a las 17.45 horas entre vivas, mientras sonaba el Himno Nacional, interpretado por la banda de música Maestro Eloy García, de la Archicofradía de la Expiración, que, unos metros más adelante, tocó la marcha 'Virgen del Rosario paleña', de Gabriel Robles.

Publicidad

El momento más esperado por lo ocurrido, aunque no se trataba de una sorpresa, fue el paso de la talla letífica por la calle Miguel Moya, donde si situaba un arco efímero con la leyenda 'Por la gracia de Dios, Patrona de El Palo' y donde cayó una gran petalada, organizada por el grupo joven de la hermandad. En ese instante, que fue muy aplaudido y jaleado, la banda atacó con 'Patrona de El Palo', del gaditano Julio Pardo, que fue cantada por los devotos, y 'Carmen Coronada', de Sergio Bueno, ambas marchas, enlazadas.

Momento del paso de la Virgen del Rosario por el arco efímero de la calle Miguel Moya. R. Rodríguez

Finalizado este fervoroso acto, muy concurrido, por cierto, la Virgen del Rosario emprendió el regreso a su templo por el camino más corto, donde llegó a las 18.55 horas entre el estallido de cohetes, los vivas y, como en la salida, con el Himno Nacional. Este recorte drástico del itinerario dejó, por tanto, a la imagen sin su visita al cementerio del barrio, su paso por la alfombra de sal dispuesta por la mañana por miembros de 'La Fragata' –hombres de trono del submarino– en la calle Practicante Fernández Alcolea y la subida de 'la cuesta del Rosario' hasta la Viña para acceder a la zona de Las Cuevas, aunque, como se suele decir, lo bueno, si breve (por las circunstancias), dos veces bueno.

Publicidad

Rosarios

Mientras en El Palo se sucedían las muestras de fervor a su patrona, pero ya en el interior de la iglesia, en el Centro Histórico también se derramaba cera al paso de la Virgen de Lágrimas y Favores que, como de costumbre, presidió el rezo del santo rosario en la calle, pero esta vez, enfundado en una puesta en escena con formato especial, diferente, con motivo de los 75 años de su celebración, ya tutelada por las Reales Cofradías Fusionadas, aunque su práctica surgió, incluso, antes, promovida a inicios de la década de los 40 del siglo pasado por la comunidad parroquial de San Juan, a iniciativa del padre Emilio Cabello.

Por estatutos, este rosario debió llevarse a cabo hace una semana. Sin embargo, para evitar la coincidencia con la coronación canónica de la Divina Pastora de las Almas, ya que se trataba del gran evento diocesano del fin de semana, la corporación decidió posponer la salida de la Virgen de Lágrimas y Favores a este sábado, previa autorización del Obispado.

Publicidad

La Dolorosa de Dubé de Luque bajó la rampa de San Juan a las 20 horas, una vez finalizada la santa misa. Sus primeros pasos lo dio con 'Alma de la Trinidad'. El cortejo se disponía a hacer un recorrido más amplio de lo habitual, al sumarse la feligresía de los Mártires, otra novedad por la efemérides.

La imagen mariana figuraba en el trono pequeño de la Cofradía del Cautivo, el que se utiliza para el traslado de los titulares el Sábado de Pasión y para la procesión gloriosa de la Virgen de la Trinidad por su festividad, que fue exornado con flores blancas y velas rizadas e iluminado por cirios blancos alojados en 18 candeleros de orfebrería. Y cerrando la comitiva, la banda de música de la Archicofradía del Paso y la Esperanza, que suponía otra variación con respecto a años anteriores. Porque, aunque el objeto principal era el rezo del santo rosario, la Virgen marchaba en procesión entre misterio y misterio. Por cierto, cada rosario glorioso se rezó ante cinco templos de 'intramuros'. El primero, ante la torre de San Juan, momento en el que empezaron a caer unas tímidas gotas de lluvia. Y los siguientes, en los Santos Mártires, San Julián, sede de la Agrupación de Cofradías, ante la iglesia de la Hermandad de Viñeros, la Aurora y Divina Providencia, y en el oratorio de Santa María Reina, de la Hermandad de las Penas.

Publicidad

La imagen, que lucía el manto bordado que le realizara Juan Manuel Maese sobre terciopelo rojo, su toca de sobremanto y su corona de procesión, entró en la plaza Félix Sáenz, repleta de público, con la marcha 'A tus plantas, Esperanza', de Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros. Y con el Himno de Coronación de la Esperanza, de Artola, a las 21 horas, hizo el giro de Nueva hacia Especerías, camino de la plaza de la Constitución.

El cortejo, abierto por la cruz alzada y dos faroles, contó con un importante número de hermanos, unos 200, portando cirios blancos, y dos turnos de portadores. Y en la memoria, el que fuera director espiritual de la hermandad, Felipe Reina, y el fusionado Manuel Galindo, ambos fallecidos recientemente, de ahí el crespón negro dispuesto sobre el arco de campana de las andas.

Noticia Patrocinada

Alcanzado el oratorio de Santa María Reina, la última estación del rosario, el trono entró para ponerse frente al presbiterio, que lo presidía el Cristo de la Agonía, la Virgen de las Penas y San Juan Evangelista. A la salida, cómo no, la banda de la Esperanza interpretó 'María Santísima de las Penas', de Antonio Pantión.

La Virgen de Lágrimas y Favores al final de la calle Nueva. R. Rodríguez

El rosario vespertino de la Virgen de Lágrimas y Favores convivió en el Centro con el practicado por la Hermandad de Viñeros con su Dolorosa presidiendo este culto externo, que abandonó su carácter procesional, al incluir el coro vocal de la corporación en detrimento de la banda de música que, habitualmente, venía participando entre misterio y misterio, como es preceptivo, y redujo su itinerario, con respecto a años anteriores, al eliminar los entornos de la plaza de la Constitución y Pozos Dulces. El rezo se llevó a cabo en el interior de la parroquia de los Mártires ante las capillas de la Pasión, la Columna (Gitanos), el Huerto, Los Remedios y el altar mayor.

Publicidad

Por la mañana, a las 9 horas, se celebraron, igualmente, los rosarios de las dolorosas del Amor, de la Cofradía del Rico, por la feligresía de Santiago, con el acompañamiento de la capilla musical Virgen de la Caridad, y sin estación ante la iglesia de Santa Ana del Císter, y Mediadora de la Salvación, que recorrió los barrios de Huelin, 25 años de Paz, Girón y Las Delicias en el marco del 25.º aniversario de su primero rosario y salida procesional.

La comitiva, rezando los misterios, se dirigió hasta su antiguo barrio, Las Delicias, y, a partir de aquí, tras la imagen, se incorporó la banda de música Cruz del Humilladero, en su camino hasta la iglesia de San Patricio.

Publicidad

La talla de Juan Manuel García Palomo, que vestía saya blanca, bordada, y un manto de vistas azul de la Virgen de las Penas, iba en unas pequeñas andas a las que se dispusieron dos pequeños arbotantes dorados delanteros, con tulipas, culminados por un gran farol, cedidos por la Hermandad de Viñeros, y alzada en su peana de orfebrería. La Virgen Mediadora estrenó un elegante broche que contiene el escudo pontificio y una medalla de plata que conmemora la elección de Juan Pablo II como Sumo Pontífice, pieza donada por Andrés Eduardo García Infante y realizado por el orfebre Raúl Cejas.

La Dolorosa, muy arropada en todo su recorrido, llegó a su templo al mediodía con la marcha 'Aniversario Mediadora', de David Álvarez, el Himno Nacional.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad