Fran Fernández , jefe del servicio de cirugía general de Vithas Xanit Internacional
«El miedo a no despertar de la anestesia no es algo que nos deba preocupar»«La obesidad y el sobrepeso aumentan el riesgo en cualquier intervención quirúrgica y suelen tener enfermedades asociadas»
No despertarse de la anestesia es una de las consultas que suelen plantear los pacientes que se van a someter a una intervención quirúrgica, pero ... esto «no es algo que nos deba preocupar con los avances que ha habido en este campo», explica Fran Fernández, jefe del servicio de cirugía general y responsable de la unidad de mama de Vithas Xanit Internacional.
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-¿Cuáles son las intervenciones más habituales de cirugía general?
-Las patologías que más tratamos en los quirófanos suelen ser hemorroides, fístulas y fisuras; la patología de la pared abdominal (hernias inguinales y umbilicales) y las piedras en la vesícula. Por otro lado, la patología oncológica, pero dentro de las intervenciones benignas éstas son las tres grandes áreas. Muchas de estas operaciones se hacen sin ingreso hospitalario. Vienen al hospital, se hace la intervención y varias horas después, si se cumplen una serie de criterios, pueden ser dados de alta en el mismo día.
- ¿Qué puede hacer alguien que esté pendiente de una operación para llegar a las mejores condiciones posibles?
-Antes de una intervención con anestesia general siempre es obligada la visita al anestesista para detectar si hay algún tipo de problema previo que no permita hacerla, y él suele hacer las recomendaciones en cuanto a la retirada de medicación que hace falta el día de la cirugía. También hay que indicar si existe algún tipo de alergia, sobre todo al látex. El mismo día de la cirugía lo que solemos recomendar es un ayuno de al menos seis horas previo a la intervención. Se pide una analítica, una placa de tórax y un electro. En la analítica se intenta ver cómo está la coagulación, que suele ser uno de los principales problemas que podemos tener en la intervención por el riesgo de hemorragia y datos generales de anemia, de cómo funciona el riñón y otros órganos para que todo esté en óptimas condiciones y se pueda hacer una cirugía con garantías.
-Uno de los miedos de los pacientes antes de enfrentarse a una operación es a no despertarse de la anestesia...
-Yo no recuerdo a lo largo de toda mi carrera que un paciente no haya despertado de la anestesia. Afortunadamente, los avances en farmacología dentro de la anestesia son enormes y la mayoría de medicamentos que se utilizan ahora tienen la capacidad de tener antídotos que revierte el efecto del fármaco. Las intervenciones con anestesia general son mucho menos peligrosas que antaño, pero sigue siendo habitual que pregunten en la consulta: ¿Me voy a despertar luego? Es un miedo más de contexto histórico, pero que realmente no nos debe preocupar. En cuanto al riesgo de complicación en este tipo de intervenciones suele ser bajísimo, de menos del 1%. Las más frecuentes son la infección de la herida quirúrgica o una hemorragia.
-¿Qué enfermedades previas aumentan el riesgo en una operación?
-Sobre todo la obesidad. Un paciente con sobrepeso es un paciente que en la anestesia tiene más dificultades, fundamentalmente para el manejo de la vía aérea. Además, suelen tener otras enfermedades añadidas como hipercolesterolemia, diabetes o patología cardíaca; también la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC ) puede dar lugar a complicaciones no quirúrgicas. Luego hay fármacos que hay que suspender antes de la intervención porque nos pueden provocar problemas, como los anticoagulantes, que hay que dejar de tomar unos días antes de la operación, porque si no el riesgo de un evento hemorrágico aumenta de forma considerable. Un Índice de Masa Corporal (IMC) por encima de 28 (que se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de la estatura en metros) es ya un paciente ya con sobrepeso, que tiene un poco más de riesgo. El paciente obeso tiene más que cualquier otro tipo de enfermo. Incluso en una intervención tan simple como una hernia la recomendación es que estén por debajo de 30 de IMC.
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-Las operaciones de cáncer de mama son una de sus especialidades ¿Cuál es el principal avance en estas intervenciones?
-Se ha aumentado mucho la cirugía conservadora y ha bajado el índice de mastectomías, que está ya por debajo del 15 o 20%. Con la incorporación de nuevos tratamientos, sobre todo de quimioterapia, antes de la intervención conseguimos la desaparición o la reducción de los tumores en dos tercios de las pacientes que tratamos, lo cual nos permite hacer cirugías conservadoras con muchísimas más garantías que antes. Y eso se debe fundamentalmente a la introducción de nuevos fármacos en el campo de la oncología médica. La tasa de curación de estos tumores está en torno al 85% y el tratamiento cada vez es más individualizado.
-¿La reconstrucción se puede hacer inmediatamente?
-Hay varias opciones. La reconstrucción inmediata, con prótesis directas, se suele emplear en pacientes que se someten a la cirugía preventiva porque tienen mutaciones genéticas. Es una mastectomía en la que se conserva la areola y el pezón si existen las condiciones para hacerlo y directamente se colocan prótesis. En pacientes a las que hay que someter a una mastectomía un poco más agresiva y en las que haya que quitar más piel la posibilidad de reconstruir la mama directamente con el mismo tamaño es imposible, con lo cual se colocan unos expansores provisionales, que poco a poco vamos rellenando para volver a dar el volumen previo a esa mama y, posteriormente, se sustituyen por una prótesis definitiva. La reconstrucción del pezón se puede hacer utilizando el pezón de la mama contralateral o mediante micropigmentación, con muy buenos resultados.
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-Hay mujeres que tras la operación tienen problemas de movilidad o linfedema.
- La incidencia de linfedema ha pasado del 50% a menos del 5% cuando dejamos de hacer vaciamiento y empezamos a hacer la técnica de ganglio centinela, extirpando solo determinados ganglios a nivel axilar. Luego se producen también muchos dolores crónicos en esa zona porque por ahí pasan muchas terminaciones nerviosas que salen del cuello hacia miembros superiores. Cualquier lesión puede provocar dolor crónico. Para minimizarlo debe haber una comunicación clara con el departamento de rehabilitación y los fisioterapeutas para que traten a estas mujeres tanto de forma preventiva como una vez que ya ha aparecido la secuela.
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