Villanueva del Trabuco, el pueblo que mima al Guadalhorce

Hoy, sin embargo, se ha consolidado como uno de los emblemas de la comarca de la Sierra Norte de Málaga. De allí manan con fuerza entre invierno y primavera especialmente las aguas de las sierras Gorda y de Gibalto. Lo hace a través de ciento un caños, es decir, uno más de lo que dice su nombre.

Esta fuente es también el punto de partida para un proyecto de senderismo auspiciado por la Diputación de Málaga que pretende unir el nacimiento malagueño del río con su desembocadura, protegida como paraje natural.

Para ello se han trazado ya dos primeras etapas ribereñas, una entre la Fuente de los Cien Caños y el casco urbano de Villanueva del Trabuco y una segunda entre ese pueblo y Cortijo Platero, ya en territorio de la vecina Villanueva del Rosario. De esa forma, hoy desde el antes citado monumento natural es posible caminar junto a los primeros metros del cauce del Guadalhorce por una ruta homologada de escasa dificultad por ser prácticamente llana. Gracias estos dos primeros tramos de lo que será la Gran Senda del Guadalhorce se puede conocer un río joven, con mucho menos caudal, que en sus últimos kilómetros, pero lleno de vitalidad.

Con una fauna y flora diversas, este camino que, en ocasiones, se estrecha en una angosta senda, también sirve para mostrar a los visitantes las cualidades paisajísticas de Villanueva del Trabuco, que lo acoge incluso en su propio casco urbano.

Gracias al Guadalhorce, los trabuqueños han tenido asegurado el riego para muchos de sus cultivos e incluso antaño la energía necesaria para mover sus molinos. De hecho, hoy quedan auténticas reliquias industriales que funcionaban hasta el siglo pasado, como el Molino Jabonero, que hoy ha sido restaurado en el marco del complejo rural del mismo nombre. Allí su propietario no sólo ha conseguido restaurarlo y echarlo a andar sino que ha conseguido su reconocimiento como Patrimonio Histórico Andaluz. Allí se conserva, además de toda la maquinaria, un caz, una construcción, también conocida como 'caos', que se usó en esta zona a partir del siglo XIX para llevar el agua del río hasta los distintos molinos.

Dentro del casco urbano, además de sus edificios religiosos , como son la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y algunas ermitas, y un caz muy bien conservado, también merece la pena visitar el barrio más antiguo, el de los Villares, con una fisionomía arquitectónica muy tradicional. Eso sí, hay que tener en cuenta que éste es un pueblo relativamente joven, en el que no hay vestigios andalusíes. De hecho, el origen de la villa no se documenta hasta años más tarde del ocaso del reino nazarí.

El curioso nombre de Villanueva del Trabuco ha dado lugar a distintas especulaciones históricas, aunque buena parte de sus habitantes toman como referencia una singular leyenda. Según esta tradición popular, el origen del pueblo está relacionado con un ventero que habitaba en un paraje cercano, quien, harto de los continuos asaltos que sufría en aquellos caminos, optó por armarse con un trabuco, un imponente arma de fuego que le permitía mantener a distancia a los malhechores.

En el entorno del pueblo, además de las rutas antes citadas, hay otros itinerarios homologados de interés, como el sendero de los Caños, que lleva hasta el pueblo desde la fuente que hoy es monumento natural de Andalucía, pero, a través de otro camino distinto.

También hay que recordar que buena parte del atractivo natural de Villanueva del Trabuco está en la sierra de Camarolos. De hecho, parte de ella está hoy protegida como Lugar de Importancia Comunitario. En la actualidad tiene incluso atractivas instalaciones deportivas, como el Parque del Arborismo, en el que se puede disfrutar de una actividad de turismo activo, que se asemeja en parte a una vía ferrata, pero en un frondoso bosque.