Rincón de la Victoria, la poliédrica 'puerta de la Axarquía'

Con esa variedad, resulta complejo encasillar a esta localidad como destino turístico estival, ya que ofrece muchas caras distintas, que, eso sí, se complementan. Sobre todo para los visitantes que quieren algo más que un litoral para disfrutar del verano.

Todos esos atributos se reparten entre los cuatro núcleos que actualmente conforman esta localidad que es, a la vez, metropolitana y 'puerta –occidental– de la Axarquía'. Éstos son La Cala del Moral, el propio Rincón de la Victoria y Torre de Benagalbón, en la costa, y Benagalbón en el interior.

En este último se encuentra el origen del municipio. No en vano, allí estuvo en su día su primer ayuntamiento. Hoy, además de un inmejorable inicio de la Ruta de la Pasa Moscatel, es un lugar idóneo para recorrer a pie. Sobre todo por su plaza de las Flores y las calles que lo rodean.

Además de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, allí se pueden visitar tanto el Museo de Artes Populares, una excelente colección etnográfica, como la almazara de Benaoliva, una joya de la arqueología industrial donde aún se extrae zumo de aceitunas.

Lógicamente, en la costa tampoco faltan reclamos. Uno de los más espectaculares es la zona de acantilados donde se unen La Cala y Rincón de la Victoria. Conocido como El Cantal Bajo, se trata de una zona rocosa y abrupta idónea para pasear andando o en bicicleta, ya sea por su acondicionado recorrido peatonal o por sus túneles de origen ferroviario.

Sobre esta zona se conserva aún la torre almenara del Cantal, que es un inmejorable mirador de la costa rinconera. A pocos kilómetros de allí, algo más camuflada por el urbanismo, se encuentra la de Benagalbón. Ambas fueron levantadas en el siglo XIV para vigilar esta franja costera.

Cuatro centurias más tarde se erigió entre ambas la Casa Fuerte de Bezmiliana, una fortaleza dieciochesca que hoy es una de las salas de exposiciones más originales de la provincia de Málaga.

En una segunda línea de playa, al norte del Cantal Bajo, hay que buscar uno de los enclaves más importantes de la costa axárquica, la Cueva del Tesoro. Su singularidad radica sobre todo en que se trata de la única cavidad de origen marino de Europa. Como complemento a la gruta se puede visitar el Parque Arqueológico del Mediterráneo, que incluye una réplica de la Cueva de la Victoria.

Y, por supuesto, no faltan playas. Por un lado, las más urbanas, que son las de La Cala del Moral y de Rincón de la Victoria. Por otro, las más alternativas, sin paseos marítimos, entre Torre de Benagalbón y Los Rubios.