El 'torcal' más meridional de Europa está en la Costa del Sol y recompensa con un baño saludable
Entre julio y noviembre, se puede hacer en Casares el trepidante camino que atraviesa el Canuto de la Utrera y termina junto a los Baños de la Hedionda
Sus rocas erosionadas recuerdan al Torcal de Antequera, pero éste es un 'karst' de menores dimensiones e igualmente tiene un recorrido espectacular. El conocido como ... Canuto de la Utrera, situado en el término municipal de Casares, es uno de los complejos geológicos, ecológicos e incluso arqueológicos más espectaculares de la provincia de Málaga.
Publicidad
Este conjunto calizo, que tiene su origen hace 200 millones de años, se concentra especialmente en un cañón angosto entre paredes abruptas de la sierra de la Utrera. En ese desfiladero se atraviesa un auténtico bosque de piedras, compuesto por lapiaces, callejones, pasillos, dolinas o torres. A ello hay que unir una vegetación, muy frondosa en algunos puntos, que no sólo da sombra, sino que también permite caminar con sigilo, lo que permite avistar algunas de las aves que sobrevuelan la zona. Entre ellas, el buitre leonado, que da sombra a los que hacen este recorrido. También se han llegado a avistar alimoches, que hacen parada allí en sus migraciones, y águilas perdiceras. En la parte más elevada, ocasionalmente se puede asomar alguna cabra montés. Son sólo algunos de los atributos de este enclave que tiene el honor de ser el complejo kárstico más meridional de Europa, dada su cercanía al Estrecho de Gibraltar.
Hoy existe un sendero lineal que pasa justo por el Canuto de la Utrera. Eso sí, sólo se puede hacer entre los meses de julio y noviembre, ya que el resto del período anual se restringe el camino por ser una época de nidificación de distintas aves de este valioso ecosistema.
Esta ruta tiene una longitud aproximada de unos tres kilómetros y, salvo algún tramo en el que hay que sortear distintos desniveles, es relativamente fácil. Eso sí, conviene hacerla en los meses de verano a primera hora de la mañana, para evitar las franjas de mayor incidencia del sol. Eso sí, la espesa vegetación compuesta por adelfas, algarrobos o sabinasy la sombra que dan las elevadas paredes del cañón hacen más llevadero el camino.
Para llegar hasta allí hay que tomar la A-377 que une los términos de Manilva y Gaucín. A la altura del kilómetro 8, hay que desviarse por un carril que sale a la derecha. A escasos metros de la salida, se puede dejar el coche junto a un cartel explicativo de la zona. Desde allí se puede observar perfectamente la sierra de la Utrera que ya adelanta la fisionomía que tanto recuerda al Torcal. Habrá que avanzar por un carril ancho durante un kilómetro para llegar a la parte más trepidante, el propio Canuto de la Utrera. En ese trayecto, se pasa junto a algunas casas de labranza y zonas de huerta.
Publicidad
Y, si el plan de hacer este camino resulta especialmente atractivo para los amantes de la naturaleza, lo es aún mejor cuando se llega al final del sendero homologado, ya que éste desemboca en el Camino de los Baños, es decir, a tan sólo unos metros del balneario de La Hedionda, un manantial de aguas sulfurosas -con propiedades beneficiosas para la piel- con mucha historia. Desde el sendero lineal habrá que andar por ese carril unos quinientos metros para llegar hasta allí. Primero, se pasará junto a la ermita de San Adolfo y, muy poco después, hay que tomar un sendero estrecho que lleva ya hasta los Baños de la Hedionda.
Este recóndito balneario, al que sólo se puede llegar a pie por el Canuto de la Utrera, o desde un aparcamiento habilitado a un kilómetro aproximadamente, es de acceso gratuito, pero en temporada estival -este año desde el 28 de junio al 7 de septiembre- es necesario hacer una reserva previa si se va a ir entre las 12 y las 19 horas en días laborables y hasta las 20 horas si se acude en fin de semana. Esto se hace para evitar aglomeraciones en un enclave de gran valor histórico. Las reservas se hacen on line a través de un enlace que facilita el Ayuntamiento de Casares.
Publicidad
Eso sí, si se acude sin reserva, hay otra opción con menos restricciones en pleno verano si se toma el Camino de los Baños a la derecha: la playa fluvial de las Minas, que ya está en el término municipal de Manilva. Hasta allí llegan las aguas sulfurosas del mismo manantial, aunque algo más diluidas entre las que lleva el propio río Manilva. En este caso, hay sombrillas y bancos de madera para los bañistas, pero conviene advertir que está justo debajo de uno de los viaductos de la AP-7, con el consiguiente ruido del tránsito de vehículos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión