Todos 'gaiteros'
El país ha enloquecido con las luces de Navidad. Las guirnaldas festivas se han convertido en uno de los pocos temas neutros del panorama social y cultural
El país ha enloquecido con las luces de Navidad. Las guirnaldas festivas se han convertido en uno de los pocos temas neutros del panorama social ... y cultural. En España, por ahora, los conos, cortinas, estalactitas y mangueras refulgentes de Pascua son universales y no tienen adscripción política. El pasado fin de semana, mareas humanas llenaron las calles de pueblos y ciudades para bajar a las plazas mayores, donde, a la de tres, se encendieron millones, billones, trillones de bombillas.
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El viernes o el sábado, toda España exclamó: «¡Oooooh!» extasiada. Y la culpa de esta resplandeciente locura la tiene Abel Caballero, un señor que, de joven, era un ministro aburrido de conversación tecnocrática y de mayor se ha convertido en un alcalde natural, espontáneo e incluso descontrolado. En Galicia, este proceso de desinhibición se resume en un refrán edadista: «De vello, gaiteiro».
Cuando el alcalde de Vigo tuvo la ocurrencia de convertir su ciudad en la más radiante de la Navidad, hubo un intento de criticar el despilfarro y el lujo impropios de un señor de izquierdas. Pero la estrategia polarizadora y tontorrona de adscribir el destello navideño al comunismo y la sombra austera al fascismo no tenía recorrido. La realidad luciente se ha impuesto, Vigo se ha convertido en la ciudad a imitar y decenas de grandes capitales se disputan el cetro led en un país con 2.300 empresas relacionadas con la iluminación navideña. La semana pasada, me acerqué a Vigo por la noche. Como soy rarito, las luces me dejaron frío, no me interesan, pero la profusión de acentos que escuché me asombró: turistas catalanes, andaluces, portugueses… En España, por Navidad, todos 'gaiteiros'.
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