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Madrugaron más que nunca en este primer domingo tras las vacaciones, el primero de unos cuantos que le esperan hasta final de febrero. Enero es un quebradero de cabeza continuo. El despertador sonó a las siete y media de la mañana, habían quedado para estudiar en la Biblioteca General y no podían retrasarse. Cuando llegaron, diez minutos antes de la hora prevista para la apertura, ya había gente esperando para entrar. Hay una España que batalla por su suerte. Marta, Miguel, Lara y Ana se encerraron en su mundo, sus apuntes, sus gráficos, sus rotuladores, sus lápices de colores y su buena dosis de paciencia, durante casi diez horas para aprovechar el domingo, el primero de unos cuantos que necesitan para sacar adelante el goteo de exámenes que les esperan en las próximas semanas. Medicina, Fisioterapia, Derecho y Enfermería son las carreras que cursan en la UMA y todos son aplicados en materias que precisan de muchas horas de dedicación. No cabe otra que esforzarse por ser alguien el día de mañana, por querer ser alguien el día de mañana. Cuando el tiempo se lo permite hablan de política, pues no son ajenos al mundo que les rodea, obviamente. No son objetos sobre una mesa de estudio o cerebros contaminados por una realidad diferente a su entorno. La política forma parte de su conversación cuando la Facultad les da un respiro en su ajetreado ritmo de pruebas continuas a superar para un día ejercer una profesión con la vocación necesaria para dedicarse en cuerpo y alma el resto de sus vidas.

Esa mañana de domingo, la primera de unas cuantas que le quedan por delante, la Biblioteca General se llenó. Ellos suelen estudiar en otra biblioteca, la de su barrio, pero estaba cerrada por ser festivo, así que quedaron para irse juntos hasta Teatinos. Marta, Miguel, Lara y Ana son cuatro de los miles de estudiantes que se toman en serio su paso por la Universidad y que demandan que la sociedad les tenga preparado el sitio que merece su esfuerzo y sacrificio durante tantos años. Estos cuatro estudiantes, como otros muchos, desean que le vaya bien a Juanma Moreno, porque más allá de las siglas políticas lo que quieren son proyectos que aseguren su bienestar.

Andalucía empieza un nuevo ciclo político y más allá del partidismo que solo les interesan a los militantes, necesarios para sostener las distintas formaciones, lo que quieren las personas de bien es que esta comunidad avance como le corresponde por su dimensión e importancia. Por eso creo que todos debemos desearle suerte al nuevo presidente de la Junta, Juanma Moreno.

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