La Tribuna

Solidaridad intergeneracional

En la provincia de Málaga, tan solo en lo que llevamos de siglo XXI, la población mayor de 40 años ha pasado a representar del 30% al 50% del total

Luis Utrilla

Presidente provincial de Cruz Roja

Domingo, 7 de mayo 2023, 00:02

Aristóteles, Platón o Sócrates, fueron algunos de los grandes filósofos que lanzaron serias diatribas contra la juventud de su tiempo, norma que se ha repetido ... en los últimos veinte siglos. Pudiera parecer que es esta una costumbre ancestral, algo que hoy en día se manifiesta con cierta tensión social en lo que algunos empiezan a llamar conflicto intergeneracional.

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Un conflicto con características singulares que deben ser motivo de reflexión antes de que aumente en extensión e intensidad. La primera, fundamental a la hora de enjuiciar la situación, es el notable incremento de la esperanza de vida de los últimos 50 años.

Curiosamente, desde el Imperio Romano hasta finales del siglo XIX, la esperanza de vida se mantuvo en la treintena. En el último siglo y medio se ha duplicado ampliamente en las sociedades occidentales. Esta circunstancia ha conllevado un cambio radical en la pirámide poblacional, con un importante incremento de las personas mayores de 40 años. En la provincia de Málaga, tan solo en lo que llevamos de siglo XXI, la población mayor de 40 años ha pasado a representar del 30% al 50% de la población. Al unísono, el cambio sociológico en las últimas décadas del siglo XX ha dado lugar a una prolongación de la juventud hasta más allá de los 25 años, lo que ha originado que la denominada adultez, haya perdido la fortaleza poblacional de otros periodos históricos.

Es evidente que son precisamente las personas adultas, entre 25 y 65 años las que cuentan con mayor capacidad de gobernanza de las instituciones públicas y privadas y, por tanto, sobre las que recae la responsabilidad de trabajar para construir una solidaridad intergeneracional que empieza a resquebrajarse. Una responsabilidad que, evidentemente, también compete a jóvenes y a mayores .Por razones que exceden este espacio, los jóvenes intentan prolongar la adolescencia más allá de los 20 años, evadiendo en lo posible su participación en la vida social, construyendo un entorno de aparente simplicidad, lúdico y despreocupado. Algo, por otro lado, totalmente incierto.

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Por el contrario, los mayores de 65, intentan prolongar su vida de forma independiente, activa y participativa, al menos hasta que sus capacidades fisiológicas se lo permiten. Por suerte, en los últimos años la movilidad, el deporte o la cultura han dejado de ser un problema intergeneracional. No lo es, sin embargo, la visión que los distintos grupos de edad tienen de la sociedad y el rumbo que debe seguir el desarrollo común.

Un ejemplo de este conflicto ha sido el referéndum sobre la salida del Reino Unido de la UE. El resultado del voto por franjas de edad es más que elocuente: Los menores de 50 votaron mayoritariamente por la permanencia y los mayores de 50 años mayoritariamente por la salida.

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Todo quedaría en un referéndum de los muchos que se llevan a cabo, sino fuera porque lo que han votado los mayores, la salida, lo tendrán que gestionar en las próximas décadas unos jóvenes que se sienten hipotecados por el resultado, lo que ha quebrado notablemente la confianza intergeneracional.

Tampoco ayuda en la solidaridad intergeneracional la posición creciente de grupos populistas y la difusión que hacen en las redes de concepciones espurias que minusvaloran el esfuerzo de los mayores que les han precedido en la gestión social, culpabilizando permanentemente la mala gestión actual de la herencia del pasado. Ni lo hace la extendida idea de que los mayores son una carga económica para el cada vez más reducido abanico de población activa de adultos, olvidando que la esencia de pensiones y jubilaciones deriva del trabajo previamente llevado a cabo por quienes hoy disfrutan de estas prestaciones, y que ha sido dicha generación de mayores los constructores del Estado de Bienestar que todos disfrutamos.

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Desde Cruz Roja trabajamos para construir un marco de solidaridad intergeneracional equilibrada y ecuánime, con la premisa que para la auténtica comprensión del presente es necesario conocer no sólo el pasado, sino también el proceso de transformación vivido hasta nuestros días. Para ello, desarrollamos actuaciones que nos permitan conocer la realidad de las personas mayores, y promovemos actividades integradoras que huyen de las adjetivaciones 'para mayores' o 'para jóvenes', impulsando una participación activa intergeneracional.

Porque para Cruz Roja, la obligada e imprescindible solidaridad intergeneracional pasa por estructurar soluciones desde las instituciones, la familia y del conjunto de la sociedad, evitando simplificar y reducir esa solidaridad al ámbito de los cuidados, ya sean sanitarios, económicos, de movilidad, asistenciales o emocionales. Ya sea del cuidado de los adultos a los mayores, o del cada vez más extendido cuidado de los mayores a los jóvenes y niños.

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Es imprescindible el desarrollo de auténticas políticas de conciliación; de políticas sociales integrales y no sectoriales; de políticas de transmisión de saberes, memorias y culturas; de políticas de debate abiertas a todo el espectro de edades; y especialmente de políticas que den seguridad jurídica y económica a los mayores, que les permitan mantener una inclusión social plena, y al unísono tengan un coste asumible para la población joven y adulta. Es trabajo de todos evitar un conflicto intergeneracional en ciernes, innecesario e injusto.

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