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Conversar con los palestinos que residen en Málaga es comprobar que el asedio a Gaza ha profundizado la herida que hace difícil la reconciliación entre los dos pueblos
Muy posiblemente la tensión informativa irá reduciéndose. Se puede interpretar como una buena noticia. Es lo que se dice: 'no news, good news'. Pero, en ... el mejor de los casos, incluso si el alto al fuego termina respetándose, cosa que hasta el momento no termina de suceder, estos dos años no van a poder borrarse de un plumazo. Es una enorme sospecha que se confirma cuando se habla con ellos, con los palestinos que viven en Málaga. Arrastran los traumas de antepasados a quienes usurparon su tierra, de haber nacido ellos mismos en campos de refugiados, de incluso haber sido desalojados de éstos en los últimos meses en que la ampliación de los asentamientos hebreos en Cisjordania se ha acelerado, como narra el documental ganador del último Óscar, 'No other land', codirigido por Basel Adra, palestino, y Yuval Abrahan, israelí. Incluso aunque se acallen las bombas, aunque ya no mueran niños, la ocupación continúa, se quejan. Y ahora con cerca de 70.000 muertos más que exacerban el rencor y reducen la probabilidad de la verdadera reconciliación de dos pueblos, de su convivencia. Y ahora con un alto al fuego que creen violado y con noticias que informan de que la ayuda humanitaria no está llegando en toda su dimensión, sus recelos ganan justificación.
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Yazan Sabbah tiene 32 años. Lleva siete meses en Málaga. No se vino a España específicamente por la última fase más violenta que se desató tras el 7 de octubre de 2023. Él no es de Gaza, sino de Cisjordania. Pero ahí la vida también comenzó a hacerse todavía más difícil a partir de la desproporcionada respuesta de Israel tras el atentado de Hamás. Tuvo que dejar su trabajo como relaciones públicas de un banco en Ramallah. Llegar desde Yenín, su ciudad, le llevaba cinco horas por los controles en las carreteras. No le merecía la pena. Ahora quiere vivir en España. Siente que es el mejor sitio para un palestino expatriado, porque éste es un país que dice que se ha levantado por Palestina. Sobre el acuerdo para el alto el fuego se muestra muy escéptico: no cree que devuelva derechos a sus compatriotas, ni la paz, ni tampoco la libertad. Y… respecto al largo plazo, no cree en la solución de dos Estados. «Mi familia es de Haifa, nos echaron de allí, a ver por qué no vamos a poder volver un día», argumenta. Su defensa es la de un solo Estado democrático en el que puedan vivir todos: judíos, musulmanes, cristianos, no creyentes… Pero también advierte: «Los israelíes tienen que rendir cuentas de sus crímenes». Y agrega: «Los Estados no tienen derecho a existir, son las personas las que lo tienen». «No hay otra solución que un único Estado democrático. Si seguimos en guerra, ¿cuál es el final de esto?», concluye.
«No hay otra solución que un único Estado democrático. Si seguimos en guerra, ¿cuál es el final de esto?»
Adham Mahmoud tiene 35 años y ya lleva tres lustros en España. «Pasé veinte años en Palestina», precisa cuando parece que le abulta todo el tiempo que lleva ya en este país y para acreditar su nacionalidad palestina. Nació en Tulkarem, en el campo de refugiados de Nur Shams, adonde desplazaron a su familia en 1948. «Es muy difícil vivir en un campo de refugiados. No hay plazas para jugar, las casas son muy pequeñas. Estudié en una escuela de la UNRWA (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo). Pero luego cursé Negocios en la universidad de Al Quds», explica. La familia que le queda en Cisjordania lleva ya desplazada ocho meses del campamento y el alto al fuego no ha conllevado por el momento cambios en su situación. «Siempre nos engañan a los palestinos con la paz», agrega. ¿Cuál crees que puede ser la solución?, le preguntamos. «Que los ocupantes se vayan de nuestra tierra. Nuestro objetivo no es parar la guerra. Queremos un Estado libre, un Estado palestino libre en el que vivan también los israelíes», asegura. «Ellos tampoco quieren dos Estados. A mis abuelos los echaron de su tierra. No tienen derecho a tener un Estado. Llevamos 77 años perdiendo. Tenemos mucha sangre en esa tierra», zanja. Le insistimos en que sus palabras pueden perjudicar a su causa. «No te puedo decir una cosa que no pienso, te estaría engañando», contesta.
«Siempre nos engañan a los palestinos con la paz»
Rama Haydar tiene 37 años. Es una dramaturga palestina. Nació en Siria porque sus antepasados en 1948, el año del gran desastre para su pueblo, se refugiaron en ese país. Cuando se pusieron las cosas más difíciles allí con el estallido de la guerra, en el entorno del año 2013, pidió asilo en España -ya había venido a Granada a estudiar teatro, desde donde se mudó a Málaga para continuar con su formación-. «Estoy contenta por que haya parado la matanza, pero esto no es paz. Palestina sigue ocupada. Y esto no es un acuerdo que reúna todas las opiniones ni demanda el fin del apartheid, del genocidio y de la ocupación ilegal. No va a haber una Palestina libre si se sigue discriminando a los palestinos», analiza. También ella, como sus compatriotas, habla de Israel como de un «Estado ilegal». «Yo no tengo problema con que haya dos Estados, pero los israelíes ya han demostrado que no quieren. Se ha intentado y siempre se han roto los acuerdos. Ellos lo que quieren es acabar con los palestinos. Tras el genocidio y todo esto, no nos queda otra: o todo o nada», concluye.
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