'Sálvame' en el pleno municipal

Fantaseo ahora con la creación de series a lo largo de los ayuntamientos de la provincia y la guionización de los plenos municipales que, por norma general, son aburridísimos, con sesiones que alargan durante muchas horas para lo poco que pasa. Como se hace en otros municipios, todos los plenos del Ayuntamiento de Málaga se retransmiten por YouTube. Esos vídeos rara vez superan las 100 visualizaciones. Hay comisiones que solo han sido vistas dos veces, bien fruto de una vida inapetente o de un interés directo en dicho acto político. ¿Qué vemos esta noche? Pon el pleno de marzo, que ese nos lo saltamos.

Hay otras ocasiones en que los plenos son el detonante de pasiones encendidas y cóleras que se han cocinado a baja temperatura durante horas, fruto de la desesperanza de unos protagonistas que están de alguna manera atrapados a la sombra de los plenos. La realidad a veces se abandona a la ficción hasta que todo se fusiona y se convierte en indistinguible, y entonces el pleno se convierte en un plató de televisión, como el otro día, en Málaga, donde a grito pelado transformaron la sede municipal en 'Sálvame'. El protagonismo ya no es de la ciudad, sino de los propios contertulios. En la penúltima entrega, una concejala muy querida por el pueblo le hizo la peseta en dos ocasiones al líder de la oposición a cuenta de un comentario sobre el caso Villas del Arenal, una trama archivada que se remonta a varias temporadas atrás, pero que todavía sigue dando guerra. Lástima que el momento de la peseta no fuera recogido por las cámaras (¿hacen falta más?), para decepción de las casi mil personas que se han asomado al vídeo de este pleno que ha estado tan cerca de convertirse en verdulería. Para subir la audiencia, en Málaga también hemos incluido la figura de un topo, un miembro del equipo de gobierno que le pasa información al PSOE; días después, hubo bronca en los pasillos con un sospechoso. No descarten la presencia de un polígrafo en el Ayuntamiento, reuniones previas con un equipo de guionistas para repartirse papeles, mociones y exclusivas. Lo que haga falta para emprender la mejora de un espectáculo chusco y aburrido, tan pegado a la realidad que deja a los espectadores en un estado lamentable y a la democracia hecha un circo.