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Gaspar Meana
Una revuelta estudiantil, no una revolución

Una revuelta estudiantil, no una revolución

El detonador del Mayo de 1968 fue posible por la increíble ausencia de visión analítica de los poderes establecidos, bloqueados por una burocratización de las estructuras de poder y de los agentes sociales y políticos

Francisco J. Carrillo

Lunes, 23 de julio 2018, 00:27

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Es muy complejo referirse 50 años después al Mayo de 1968 en Francia por un estudiante extranjero de posgrado que se había matriculado en la Sorbona en septiembre de 1967, gracias a una beca de la cooperación francesa. La tentación de 'narrar batallitas' es muy grande, tentación que intentaré evitar con la distancia de esos 50 años y con la ayuda de instrumentos de discernimiento. La complejidad del día a día del Mayo 68 en Francia debo de esquematizarla en lo que me parece fueron las grandes líneas y los hechos concluyentes.

Para mí, el Mayo 68 francés no fue una 'revolución' sino una 'revuelta', una 'rebeldía', una 'desobediencia civil' de naturaleza estudiantil que se fue generalizando con gran rapidez y que contaminó o condicionó a otros sectores de la sociedad. Esta 'revuelta' surgió en un caldo de cultivo nacional e internacional.

En Francia comenzaban a declinar los gloriosos 20 años que siguieron el final de la Segunda Guerra mundial en 1945, en donde predominó una entente negociadora entre la patronal y los grandes sindicatos con importantes logros sociales (vacaciones pagadas, seguridad social, empleo, etc.) y económicas (salario mínimo interprofesional, asistencia médica generalizada y jubilación garantizada, entre otros). Tras 1945, Francia se dota de una economía potente, con una muy competitiva infraestructura industrial, para la que requiere una parte importante de mano de obra inmigrante. (Una parte de esa mano de obra estaba constituida por trabajadores emigrantes españoles). Una economía orientada fundamentalmente tras la II Gran Guerra a la reconstrucción del país (viviendas e infraestructuras) y ulteriormente a la exportación. Fueron los años de grandes inversiones, entre ellas los impresionantes bloques de viviendas protegidas en las periferias urbanas, las grandes empresas del sector del automóvil y de la aviación en particular, del armamento, y del sector alimentario. Se dio el salto a una agricultura de gran escala coexistiendo con zonas agrícolas muy deprimidas.

A grandes rasgos, esta política fue el resultado de las alianzas y los apoyos que dieron los grandes partidos (el gaulista conservador, el Partido radical y el Democristiano de centro derecha, así como el Partido Comunista y el Partido Socialista), y de los grandes sindicato (CGT, CFDT, FO, y CFTC). Estas grandes organizaciones constituían la 'estructura de poder', con unas fuerzas armadas reestructuradas por el General de Gaulle.

La Universidad y el sistema de enseñanza superior, muy exigentes –con unos antecedentes muy sólidos– en cierta manera fueron los grandes olvidados de la modernización, sobre todo en reforma de sus estructuras y de sus métodos, con algunos destacados establecimientos de excelencia. Podría afirmarse que los únicos que mandaban en la universidad eran 'los grandes profesores', que la 'revuelta estudiantil' los calificó de 'Mandarines'. (Este sería el título de uno de los libros, años más tarde, de la conocida psicoanalista Julia Kristeva).

El anquilosamiento burocrático de la Universidad y el deterioro progresivo de las condiciones de trabajo y de los salarios, fueron el caldo de cultivo de la 'revuelta' de Mayo 68. A ello habría que añadir otros elementos entre los que destacaría la guerra de Argelia y su ulterior independencia con la luz verde del General de Gaulle. Este panorama muy sintetizado fue abordado en un libro, 5 años después del Mayo 68, escrito por el sociólogo liberal Michel Crozier que tituló 'La sociedad bloqueada'.

En el ámbito internacional pasaron y pasaban muchas cosas: la guerra del Vietnam con 500.000 soldados americanos que la perdieron a costa de muchísimas vidas cuyos ataúdes llegaban sin cesar a Estados Unidos. Este hecho influyó en 'revueltas estudiantiles' en Estados Unidos, en los países europeos, con el antecedente de la invasión de Hungría y ulteriormente Praga por la Unión Soviética, sin olvidar los asesinatos de Martín Luther King y del presidente Kennedy. Las sociedades estaban cambiando tanto al Oeste como al Este. Algunas voces alertaban radicalmente los empleos masivos y la producción en cadena. Se podía vislumbrar la llegada de la globalización económica y financiera, porque ya se trabajaba intensamente en la perspectiva de una Comunidad Económica Europea y en las cesiones de soberanía que ello significaba.

El detonador estudiantil del Mayo de 1968 fue posible por la increíble ausencia de visión analítica de los poderes establecidos, bloqueados por una burocratización de las estructuras de poder y de los agentes sociales y políticos, que impidieron constatar que la sociedad requería cambios profundos y una mejor distribución de la riqueza para mejorar el nivel de vida.

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