Este breve relato autobiográfico que estás leyendo lo escribí hace exactamente un mes. Fue por aquel entonces cuando decidí hacer un largo viaje y me ... puse a escribir los 'Cruce de vías' de los sábados que iba a estar fuera. Cuando alguien quiere desconectar totalmente de la vida cotidiana ha de dejar en casa el móvil, la tablet y el ordenador; así que esto es lo que hice. Ahora mismo escribo como si ya hubiera llegado al destino que conoceré dentro de un mes. El hecho de pensar en el próximo viaje me aleja de la realidad y me transporta al lugar dedestino. Si todo ha salido como tenía previsto, hoy 19 de noviembre de 2022 estoy a 8.599 kilómetros de distancia de Málaga y a 2.850metros de altura sobre el nivel del mar. Mañana cumpliré años en otro continente, no es la primera vez que celebro el aniversario lejos de casa. Sin embargo, nunca lo había celebrado a solas conmigo mismo, cara a cara frente al espejo. No sé con quién pasaré el día, pero si lo hago acompañado será con una persona anónima que acabo de conocer.
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Me atrae vivir por delante del tiempo aunque sólo sea durante poco más de un mes. Los siguientes cuarenta días viviré dos veces. De alguna manera lo hacemos siempre aunque sea de manera inconsciente. Me refiero a cuando imaginamos lo que nos va a deparar el futuro. La última noche, sin ir más lejos, la he pasado en el otro país. Yo iba caminando por la selva y el repelente de mosquitos no hacía ningún efecto. Nunca me he llevado bien con los insectos picantes. La humedad había empapado todas mis prendas. Era como caminar sin paraguas bajo la lluvia invisible. Al despertar me encontraba perdido en tierra de nadie y he necesitado un breve periodo de tiempo para aclimatarme a la realidad.
Un wasap hace que vuelva definitivamente al presente. Leo el mensaje que me envía un personaje del futuro desde el otro continente. Se trata de un listado de productos de primera necesidad que he de llevar al viaje, tales como repelentes de mosquitos y bloqueador solar. Me deja con la sensación de haberse infiltrado en el sueño de anoche para buscar remedios. La vida cotidiana sigue para mí y por ahora a este lado del océano. Leo, oigo y veo las noticias todos los días hasta que emprenda el vuelo y me olvide del mundo que me rodea. En este preciso instante estalla la bomba. Leo que se ha declarado el estado de excepción y el toque de queda en la ciudad donde ahora se supone que estoy. Me quedo parado en medio del cruce de vías sin saber qué hacer. Pienso en los anfitriones: Darwin, Galápagos, Chimborazo, Amazonas. Este viaje será mañana un regalo de cumpleaños.
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