Urgente El terremoto con epicentro en Fuengirola es de magnitud 4,8: así se ha sentido en toda Málaga

Una redacción en burbujas

Mi año con la pandemia ·

Nunca habíamos informado y al mismo tiempo habíamos estado tan afectados por aquello que estábamos contando. Cada uno desde su casa, sin saber lo que rondaba por la cabeza al resto

Domingo, 31 de enero 2021, 02:44

Llevábamos varias semanas escribiendo de coronavirus, intentado que no colonizara demasiado espacio en el periódico, porque a los que nos dedicamos a esto nada nos ... pone más que tener temazos de los que te permiten abrir a cinco columnas a diario, a ser posible que no se prolonguen mucho, porque los periodistas somos así: insaciables para las novedades, pero nos aburrimos enseguida. Nosotros, que nos dedicamos a contar la actualidad, nos fuimos de la redacción un viernes 13 de marzo deprisa y corriendo, repartiéndonos los portátiles, sin acabar de creernos del todo que fuera posible hacer un periódico sin estar allí y pensando que sería para tres o cuatro semanas. Llevábamos varios días con el runrún del estado de alarma y el confinamiento, pero acostumbrados a que las cosas que contamos les afecten a otros y a nosotros nos toquen de refilón. Nunca habíamos informado y al mismo tiempo habíamos estados tan afectados por lo que escribíamos.

Publicidad

Pasamos de estar en una redacción diáfana, sin apenas despachos para poder hablar de mesa a mesa a demanda, hacer reuniones y pequeñas tertulias cada dos por tres con cualquier excusa, a estar cada uno en su casa sin saber qué rondaba la cabeza al resto. De tener cada uno sus áreas a escribir todos de lo mismo... de lo único, a veces solapándonos unos a otros porque la prisa de ser los primeros no la habíamos perdido. Lo que antes se resolvía en una conversación de tres minutos, ahora podía ocupar un tercio de la mañana, con todos hablando por teléfono todo el día. Literal. A veces la actualidad era más rápida y cuando se resolvía ya se había quedado viejo y vuelta a empezar.

Eso en lo puramente mécanico: hacer noticias, actualizar la web y llenar páginas con lo de cada día. Luego estaba el corazoncito de cada uno. Profesionales con muchos años a sus espaldas, que de repente tenían que encontrar su sitio y escribir en un mar revuelto, cambiante cada día, que había pillado al mundo a contrapié y no había expertos fiables a los que consultar. Aprendimos a escucharnos más, ya que no podíamos vernos y esa información adicional que te dan las ojeras y la mala cara de un compañero había que intuirla analizando la voz que sonaba al otro lado.

Con la de veces que nos habíamos quejado de tener una profesión que nos obligaba a pasar muchas horas fuera de casa y resulta que tampoco era para tanto. Muchos hemos vuelto físicamente, con tantas ganas que con que haya otro más ya nos vale para trabajar desde aquí hasta cuando estamos de turno de fin de semana, aunque podemos hacerlo desde casa. Así de intensos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad