El puto cáncer

VOLTAJE ·

La única lucha que hay en el cáncer consiste en exigir más fondos para la ciencia

Es una suerte que Emilio Alba haya nacido en Archidona, y que se haya quedado en Málaga. Lo primero es fruto del azar. Lo segundo, ... a tenor de la entrevista que firma Alberto Gómez para este periódico, hay que agradecérselo a su mujer. El oncólogo y catedrático, director de Oncología del Clínico y del Carlos Haya, hijo de un agricultor y de una ama de casa, representa lo mejor que podemos tener en Málaga. Es una fortuna que salve vidas aquí, y es precioso que se haya quedado por amor.

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Sufrir esta enfermedad no es ningún acto de valentía, solo es una putada muy gorda. Una lotería macabra que ni siquiera se sabe por completo de qué depende. El cáncer provoca un miedo que compartimos los enfermos y los sanos, a que echemos de menos a alguien o a que los demás sufran también por nuestras heridas. Esta enfermedad no solo la soporta quien la padece, sino que se extiende a todo el entorno de seres queridos. Hay que romper el estigma que encierra su nombre para llamarlo como lo que es, y perderle el miedo a pronunciarlo. Hay que abandonar la costumbre de utilizar términos bélicos para referirnos a su tratamiento, de considerar que hay algo heroico en sobrevivir a esto, porque así se atiende a la idea de que quien no lucha se deja morir, y eso no solo es una crueldad, también es una mentira. El doctor Alba nos ilumina con sus palabras y nos señala que lo que de verdad importa no es la batalla, sino la ciencia. Aquí es donde está la lucha. En conseguir más fondos para la investigación.

Hoy en día, aproximadamente el 55% de tumores se curan. Y dicen los expertos que, si se duplica la financiación, en 10 años esa cifra podría elevarse al 70%. El científico Eduardo López-Collazo asegura que «si en 20 años se escribe un libro sobre el cáncer, será un libro de historia. Cada vez estamos más cerca de una cura eficiente, lo único necesario es invertir». El cáncer se curaría con más dinero. En esto coincide Emilio Alba. Cada euro dedicado a la ciencia se transforma en vida y en salvación. Hay al menos una lección que debemos aprender de la pandemia: que seamos más conscientes de la importancia que tienen la ciencia y la investigación en nuestra salud y en nuestra existencia. Todos los científicos en España están alertando de la falta de financiación y de las condiciones precarias con la que nos enfrentamos a las enfermedades. Para que la ciencia se convierta en una prioridad para nuestros dirigentes también debe serlo para nosotros mismos, y que así no nos sintamos la especie más tonta del planeta: la que no pone encima de la mesa todo lo que hace falta para sobrevivir.

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