Información importante y quizá rentable para los más rezagados: después de 18 años, se acaba el plazo para cambiar de pesetas a euros. En Málaga ... podremos hacerlo en la lustrosa sede que ocupa el Banco de España en la avenida Cervantes, al lado del Ayuntamiento, pidiendo cita previa. El 30 de junio, viernes, es el último día fijado para el cambio y a partir de entonces estas monedas y sus billetes se convertirán en objetos de coleccionismo, habitarán rastros de memorabilia y de nostalgia.
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Se calcula que todavía hay unos 1.500 millones de euros desperdigados en pesetas. Pueden estar debajo de un colchón, en el fondo de los cajones de las casas de nuestros padres, en chatarra de desguace o enterrados en una finca, que es donde mucha gente piensa que están más seguros. Parece en cualquier caso que todavía podemos encontrar por ahí bastante mandanga; una cantidad lo suficientemente impactante como para no tener que pasarla a 'antiguas pesetas', que es algo de persona muy mayor, la expresión y también la fórmula de convertir cantidades enormes de euros a moneda antigua, supongo que para recuperar el mismo pasmo de los tiempos pretéritos.
Hoy en día, salir de casa con el propósito de cambiar pesetas a euros tampoco es de ser una persona muy actualizada. Suena tan añejo como pretender abrirse ahora mismo una cuenta en Instagram, pero también hay que respetar que haya gente para todo. Que yo recuerde, muy pocas veces he ido al banco a cambiar pesetas a euros. Esto es así porque no recuerdo ninguna. Por lo que a mí respecta, las monedas que tenga en pesetas quedarán ocultas en sus respectivos escondites hasta que vean de nuevo la luz o una mano amiga, y entonces su receptor las recibirá con la esperanza de que en los últimos años se hayan revalorizado hasta alcanzar una cifra astronómica. Es la misma ilusión con la que yo conservo en el armario un billete de 500 pesetas, en una ridícula caja metálica de la que he perdido la llave: una caja que contendrá 'tesoros' cada cual más patético que el anterior.
El billete de 500 pesetas supone en estos momentos una mala inversión por más que yo me ilusione, pero si hubiera invertido 500 euros en bitcoins la primera vez que me lo dijeron, quizás hoy sería millonario. Al menos, en teoría. Rico en la nube. Millonario en pesetas. Hace casi una década me llegó esta inquietante recomendación: «Invierte en criptomonedas un dinero que no te importe perder». En aquel momento, para mí, cada céntimo contaba. No como ahora, que pierdo dinero prácticamente todas las veces que salgo, o incluso sin salir, comprando casi de todo por Internet menos muebles, ropa y criptomonedas, por cobarde.
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