Pedro Sánchez escucha la intervención de Puigdemont en el Parlamento Europeo. Efe
Repaso semanal

Un pecado original que no borra ni Dios

Sánchez ya está yendo de plató en plató y de radio en radio al comprobar que no baja el rechazo ciudadano a sus pactos

Javier Recio

Málaga

Domingo, 17 de diciembre 2023, 00:08

Se ve que anda bastante preocupado el presidente del Gobierno. No es normal que en el primer mes de funcionamiento del Ejecutivo haya tenido que ... ir ya de plató en plató y de estudio de radio en estudio de radio para dar explicaciones de por qué ha pactado con los enemigos del país y de por qué quiere dejarlos libres de toda culpa penal. La mayoría de los ciudadanos, según las encuestas publicadas en medios de toda índole, no se han tragado el rollo que nos sueltan a modo de argumentario los ministros, diputados y dirigentes socialistas un día sí y otro también para hablar de las bondades que tiene para la convivencia la ley de amnistía, que ya se está tramitando en la sede oficial de la soberanía, la de Madrid, porque en la real, la que importa, la de Waterloo, ya está bendecida.

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El problema para Pedro Sánchez es que su Gobierno ha nacido con un pecado original que, lejos de olvidarse, se pone de manifiesto cada semana. Tras las manifestaciones masivas que se produjeron por el pacto del PSOE con los independentistas, el Gobierno no ha tenido un respiro, pues no sale de la telaraña en la que está atrapado. La pelea con el Poder Judicial se sucede prácticamente a diario, sobre todo, a raíz de que el CGPJ vaya a emitir un informe sobre la ley de amnistía a petición del Senado que todo el mundo ya sabe lo que va a decir, o sea, que es inconstitucional, porque atenta contra la igualdad y contra la separación de poderes. No tiene suerte el Gobierno con los jueces (porque no se doblegan), que le han tumbado al fiscal general del Estado el nombramiento de la exministra de Justicia como fiscal de sala. Este hecho debería de haber provocado ipso facto la dimisión o la destitución de Álvaro García Ortiz, pues no hay que olvidar que el Ministerio Público se rige por el principio de legalidad y el Supremo ha anulado el nombramiento porque consideró que ha habido una desviación de poder. O sea, que el que debe velar por la legalidad de todos los ciudadanos es señalado por saltársela. ¿Cómo le ponemos a esto?

A nivel parlamentario, el PSOE está pasando un verdadero vía crucis, porque cada vez que hay un debate todo se centra en lo mismo, el papel de los 'indepes', que además se jactan o más bien chulean al Gobierno en su cara y no se cortan en señalar públicamente a los jueces que se han limitado a cumplir su labor, castigar a los autores de un delito tan grave como es un golpe de Estado. Eso es propio de las repúblicas bananeras, que ya se sabe cómo terminan en términos democráticos. La guinda a la semana ha sido la moción de censura en Pamplona, que ha vuelto a desnudar al mentirócrata mayor del reino, que se jactaba de no haber dado la alcaldía de esa ciudad a Bildu. Otro cambio de opinión de Sánchez, aunque ha encontrado en Óscar Puente a su blanqueador oficial, al presentar a este partido como democrático y progresista. Se le olvidó el pequeño detalle de apuntar que llevaba a cerca de cincuenta terroristas en las pasadas elecciones municipales. Debe tener memoria selectiva.

Sánchez ha tenido que pasar el mal trago de tener que hablar de la amnistía en lo que parecía un paseo triunfal en el Parlamento Europeo (donde llegó a ser abucheado, algo inaudito) rindiendo cuentas sobre el semestre de la presidencia española de la UE. Allí compartió plano con Puigdemont, que volvió a amenazar en público a su rehén, que sabe que para no ser crucificado no puede desviarse un ápice de lo que le marca su jefe, el todavía fugado, que ya ha anunciado que tendrá que pasar por el aro y mantener un encuentro con él, para que todo el mundo vea cómo se humilla.

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Y esa es la realidad y lo que le espera al presidente del Gobierno, que no puede salir a la calle porque sabe que va a ser increpado. ¡Qué pena dirigir un país y no poder salir a pasear por el mismo! El problema es que se pensaba que esto se iría diluyendo con rapidez, pero una mayoría importante del pueblo no olvida, más que nada porque los socios del Gobierno van a seguir sacando pecho a diario. Ese es el pecado original y ese no lo borra ni Dios.

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