El otro Mazón

Domingo, 17 de noviembre 2024, 01:00

Hay una novela de Juan Benet titulada 'La otra casa de Mazón'. Novela de decadencia, laberíntica. Esta semana, con corbata negra, hemos visto en la ... tribuna de las cortes valencianas a un Mazón contrito, inconexo, con una montaña de folios que querían explicar tanto que apenas explicaban nada. Un Mazón que parece salido de la confusión de la novela de Benet. Solo que la materia de las novelas de Benet es el misterio y la de Mázón el birlibirloque. Un político casi tan desbordado como el barranco del Poyo. Flotando con plomo en los bolsillos, sin hacer pie y arrastrado por la corriente. Está aferrado a la momentánea conveniencia de su partido. Una frágil rama. Pero incluso en su partido lo dan por ahogado. No hay voluntarios con carnet popular dispuestos a hacerle el boca a boca.

Publicidad

Él mismo hablaba en la tribuna como si hubiera muerto el día de la riada y ahora fuese un resucitado, otro Mazón. Desdoblado. Va a remodelar su gobierno, va a crear un súper consejería, va a prevenir catástrofes futuras. Todo ello planeado bajo la losa de algo que ya, irremisiblemente, es pasado. Por mucho que vista la túnica del resucitado la corriente fatídica de la tarde del 29 de octubre no va a retroceder río arriba. Por mucho que se empeñe, Mazón no va a volver a ese día ni a esa maldita comida ni a esa larga sobremesa. No midió, no calculó. No lo movió un impulso criminal. Pero fue negligente. Y su negligencia tuvo consecuencias trágicas.

Su compañero Moreno Bonilla le ha dado en público y de manera ejemplar la lección que Mazón tenía que haber puesto en práctica dos semanas atrás. Ahora Mazón la balbucea. Pero aunque la recitara como los ángeles sería demasiado tarde. «Agua maldita y amarga: siempre hay que buscarte en la oscuridad. Asoma de una vez y aprende a correr, agua pútrida...» dice un personaje de la novela de Benet. De poco sirve ahora el chapoteo de Mazón en el agua pútrida ni salpicar con ella a la gente de Madrid o Bruselas. Tampoco en Madrid anduvieron demasiado lucidos y la señora de Bruselas tampoco anduvo demasiado diligente. Más bien parecía que anduvieran en diligencia. En sus propias diligencias, en sus asuntos y barruntos. Votaciones de RTVE, exámenes para prosperar en la UE. Sombras. Pero sombras que no ocultan las sombras chinescas que el Mazón de ahora -este redivivo y con luto en la pechera- hizo desde la tribuna de su parlamento, empobreciéndolo. No vale hacerle tanto regate a la realidad. En esta capilla no sirve el propósito de enmienda. Eso déjelo usted, señor Mazón, para los del botafumeiro, los de la coba. Los vendehumos. Ahora tocaba y sigue tocando otra cosa. La calle.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad