Sr. García .
CARTA DEL DIRECTOR

Un momento crucial para el futuro de Málaga

Hay muchas señales que advierten de la necesidad de afrontar con urgencia proyectos estratégicos que garanticen la viabilidad económica y social de la provincia

Manolo Castillo

Málaga

Domingo, 11 de febrero 2024, 00:08

Hay dos formas de gestionar: pensar a corto plazo, en el día a día, o hacerlo a largo, intentando adelantarse a lo que va a ... ocurrir para, de esta forma, estar preparados para lo que venga. No hace falta insistir mucho en ello porque basta revisar los periódicos de los últimos meses para comprobar que en la política lo que importa es el hoy y casi nunca el mañana. El ruedo político de este país está instalado en lo inmediato, en la próxima votación, en las próximas elecciones, en el próximo pacto.

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Esta semana, marcada por la conflictividad del sector agrícola, por las concentraciones y reclamaciones del campo, y por el impacto de una sequía cada vez más acuciante, todo el interés político estaba, sin embargo, en Galicia, en los mítines y esas cosas, y en el enredo de la ley de amnistía, convertido en una compleja partida de ajedrez de resultado imprevisible. Ellos –todos–, a lo suyo, a pesar de que las señales son cada vez más insistentes y claras.

El campo ha estallado y lo ha hecho porque ya no puede más, porque resulta inviable ganarse la vida entre tantas restricciones de Europa y tan pocas facilidades. Porque es el último eslabón de una cadena en la que los beneficios siempre son para otros. Y no es algo para tomarse a broma y mucho menos para ignorarlo como se está haciendo desde hace muchos años por parte de la administración del Estado y también de Bruselas. Resulta llamativo que el campo, y todo el primer sector, estén tan mal vistos en Europa y también en España. Y más aún cuando ello pueda significar la dependencia absoluta de otros mercados y, por ende, la pérdida de la independencia y de la autosuficiencia. Resulta paradójico que se renuncie a la producción agrícola, como si fuese un delito cultivar en el campo y cuidar la ganadería. Algunos lumbreras deben pensar que los lineales de los supermercados se llenan solos. Y ese es el principal problema, que muchas de las decisiones que afectan a la agricultura, la ganadería o la pesca las toman personajes que lo más verde que han visto es un boli Bic.

Y lo mismo ocurre con el agua y la falta de infraestructuras hidráulicas en todo el país, víctima de un extraño prejuicio o complejo con las presas y los embalses y de una endémica falta de solidaridad en la gestión territorial de las cuencas.

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Marruecos, por ejemplo, presentó recientemente un plan multimillonario para mejorar el abastecimiento de agua para consumo y para riego así como para impulsar la agricultura, precisamente en un contexto en el que compite directamente con los productores españoles y del resto de Europa. Este plan marroquí contempla, por ejemplo, la construcción de 45 embalses y pequeñas presas. Este plan tiene una inversión de 115.000 millones de euros en la agricultura, según se recoge en el documento oficial de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Rabat, para el Programa Nacional para el Aprovisionamiento de Agua Potable e Irrigación 2020-2027.

Y aquí, en España, ni se piensa de forma transversal y genérica en un plan contra la sequía y encima se castiga al campo, el gran olvidado de la economía española.

Recientemente publicamos en SUR el caso de los limones de la provincia, que se compran a 10 céntimos en el campo y se venden en los supermercados a más de dos euros. Y eso, sobre todo, por el impacto de limones exportados de otros países y por el juego de trileros de muchos intermediarios. Es decir, en este sector impera mucho el cinismo, porque muchas empresas se parten el pecho y luego asfixian al productor o controlan los precios. España, y especialmente Andalucía, va a ser un territorio con déficit de agua y no parece que nadie se tome nada en serio.

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Y este análisis general podemos trasladarlo al ámbito local, a la provincia de Málaga, que tiene desde hace años síntomas de estrangulamiento en muchos campos. La red de abastecimiento de agua, tanto para consumo humano como para riego, necesita inversiones urgentes e imprescindibles que garanticen el futuro en un entorno de escasez tanto para el campo como para la industria turística. Es verdad que en los últimos años se está trabajando en ello, pero se ha llegado tarde.

De la misma forma, hay puntos negros en la movilidad por carretera, especialmente en la zona oriental, cuya autovía tiene evidencias de agotamiento. Y lo mismo ocurre con la red ferroviaria, incapaz de avanzar por la sucesión de engaños de los gobiernos de España desde hace 30 años. Y así muchos aspectos más que deberían hacernos pensar, como la vivienda, el empleo juvenil o el impacto del cambio climático en el turismo.

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Es preciso poner las luces largas si queremos que la provincia se prepare con garantías para lo que está por venir. No hay que ser muy listo para adivinar que se avecinan grandes cambios y que dentro de 10 o 20 años todo será muy diferente. Veremos.

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