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Málaga, Centro y Norte

Viernes, 22 de septiembre 2023, 00:07

Es un secreto a voces que nuestro casco histórico, el de una ciudad que quiere ser capital, está siendo transformado en recinto para turistas del ... fin de semana errante, exclusivo y excluyente.Eso que llaman vivienda turística provoca tal distorsión en nuestra geografía urbana que la playa de la Malagueta llega ya a la falda del Monte Coronado. El personal que pernocta en Lagunillas y Cristo de la Epidemia en verano, baja y sube por las aceras de calle Victoria a pecho descubierto. De travesía urbana por las estrechas aceras con bañador como única prenda.

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Algo de compostura es lo mínimo la ieja urbanidad,una buena práctica para vivir en ciudad que debe ser exigida. También se puede trabajar desde la arquitectura. De la urbanidad aplicada surgieron nuevas tipologías arquitectónicas como los edificios de baños públicos en las ciudades de interior y balnearios en ciudades de costa.

En Santander, una plataforma-mirador avanza sobre las arenas del Sardinero, bajo ella, alojado en el gran desnivel entre paseo y playa, se construyó hace mas de cien años un vestuario inmenso.

El Lido, la playa urbana de Venecia, es accesible solo a través de un vestuario. El que se baña, guarda allí su ropa por un módico precio. Venecia se asegura que el que vuelve de la playa regresa duchado y vestido. En sus frentes urbanos el Norte de Italia mantiene un sistema de playas privadas a las que hay que acceder pagando. Hace 20 años me pareció un sistema restrictivo y poco democrático. Desde entonces no he visto playas urbanas más limpias. Cada concesionario queda obligado al mantenimiento de duchas y sanitarios y al impecable estado de la arena.

En Niza, aunque el acceso a la playa es libre, el bañador como prenda de vestir no cruza más allá del Paseo de los Ingleses. Será que el turista de allí es 'más mirado' o será que, de una u otra manera, la capital de la Costa Azul se lo exige. Algo parecido pasa aquí con el vecino hotel Miramar. Más de una vez he visto cruzar de mañana temprano personas en albornoz por el semáforo entre su acera y la playa. Quizá sin él no puedan volver a entrar en su propio hotel.

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Hay cien ejemplos más de cómo ciudades históricas se organizan para la cohabitación de playa y ciudad. Definir bien el límite entre una y otra es condición necesaria. La playa es descanso y sirve como relajación de nuestra vida urbana, por eso debe quedar bien acotada.

La urbanidad, al igual que en el hotel, puede exigirse en la calle mediante ordenanza. Nuestra ciudad mira al siglo XXI desde la nube del éxito. Éste viene de la conjunción de varios factores: buen clima, «realpolitick», emprendedores e idiosincrasia. No olviden el valor que imprime a esta tierra la manera de ser de su gente. Gente a quien ahora dicen que quizá no puedan tener piso en su propia tierra. Málaga está perdiendo el Centro, trabajemos para que no pierda el Norte.

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