¡Más madera!: De Málaga Valley y otros provincianismos

LA TRIBUNA ·

PACO ÁVILA

Domingo, 27 de noviembre 2022, 09:35

Y es que cada vez que pienso en la velocidad con la que estamos incrementando la brecha entre oferta y demanda de perfiles tecnológicos en ... nuestra tierra se me viene a la cabeza la escena de'Los hermanos Marx van al Oeste', en la que Groucho, subido con sus hermanos en un tren de vapor, comienza a gritar «¡más madera!, ¡más madera!, ¡esto es la guerra!». Su intención es que el tren corra cada vez más y para ello sus hermanos van haciendo añicos el tren para echar más combustible a la caldera, al final, consiguen su objetivo, pero el tren avanza destrozado y sin rumbo. La escena es, a mi juicio, una magnífica metáfora para explicar lo que está empezando a ocurrir en Málaga, obsesionada en captar compañías tecnológicas de fuera de la región sin tener en cuenta las necesidades que estas compañías requieren para competir a largo plazo. Y obvio, ni mucho menos estamos valorando los efectos de la implantación de este tipo de compañías en el ecosistema local y regional. Parafraseando a Groucho ¡más empresas!,¡más empresas!, ¡esto es la Málaga tecnológica!

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Antes de exponer los problemas fundamentales de esta estrategia de captación desaforada quiero enfatizar que, en su momento, fue sin ninguna duda todo un éxito y uno de los motores del cambio de rumbo de la ciudad. Por ello, agradecer a nuestro alcalde Paco de la Torre y su equipo la gran labor realizada. No obstante, en el mundo empresarial siempre decimos que lo que ayer funcionó es probable que hoy, con el nuevo escenario, no funcione, por lo que mantener fija una misma estrategia tan a largo plazo en un mercado tan cambiante y lleno de incertidumbre no parece la mejor decisión. Y es que hemos hecho un plan de atracción de compañías con mucha ilusión pero con poca planificación. Nos hemos centrado en contar las bondades de la tierra y desvivido ofreciéndoles toda clase de incentivos para facilitar su aterrizaje, pero hemos olvidado activar el requisito clave para que puedan competir a largo plazo: proveerlas del capital humano formado en las competencias que demandan estas compañías.

Esta situación mantenida en el tiempo provoca una grave brecha entre oferta y demanda de perfiles tecnológicos. Tanto las empresas que se están implantando como las que hemos nacido aquí, tenemos serios problemas para captar talento tecnológico. No solo tenemos problemas de captación, sino que además los precios de los perfiles profesionales suben a pasos agigantados. Es tal la presión de la demanda que incluso es un grave problema retenerlos. Era evidente que si la demanda de estos perfiles se incrementaba y no creábamos mecanismos para aumentar la oferta, el simple paso del tiempo provocaría este fuerte desequilibrio. Creo que nadie pensaba que esto ocurriría tan rápidamente. La solución también es muy clara, pero su implantación requiere tiempo y planificación coordinada. Lo ideal sería trazar un mapa de profesiones tecnológicas y un diseño curricular para cada una. Estos planes de estudios deberían desarrollarlos compañías educativas tanto públicas como privadas de formación profesional y universitarias junto con un nutrido grupo de empresas tecnológicas que son las que realmente tendrían que explicar las verdaderas habilidades y competencias a adquirir por los alumnos. La Administración podría ser un magnífico catalizador de estos encuentros de colaboración público-privada y se podría tener un borrador de profesiones y currículums razonablemente rápido. Pero como siempre, para intentar solucionar el problema miramos hacia afuera y volvemos a pensar como venimos haciendo hace más de 20 años, por lo que intentamos atraer compañías educativas de fuera para que se implanten aquí e intenten solucionarnos el problema obviando el abanico de compañías educativas de nuestra tierra. En fin, lo de siempre.

Otro de los pecados capitales ha sido olvidar y no entender la importancia de acelerar y potenciar el ecosistema emprendedor de la ciudad y la región. Es posible que sea porque todavía siga sobrevolando sobre algunas cabezas el complejo provinciano del pasado siglo de que todo aquello que viene de fuera es mejor. Pura moral ludita y costumbrista de dejarse obnubilar por las compañías marquistas, las típicas expresiones perdedoras de: «Es que ellos llevan más de 100 años haciéndolo», o «si este chico era de mi barrio, cómo va a competir con ellos», que tanto denunciaba continuamente Javier Imbroda. Tenemos que entender ya de una vez por todas que poner foco en acelerar y hacer crecer a las compañías locales es lo que más valor y riqueza genera en una región a largo plazo. Por dos motivos: el primero, porque son compañías que retienen aquí el capital humano que hemos creado y pagado con nuestros impuestos. Son empresas que al crecer, sus sedes centrales se fijan en la tierra y los perfiles tecnológicos muy seniors ya no tienen que emigrar al extranjero para trabajar en posiciones relevantes de departamentos de IT. Son ejemplos claros de este tipo de compañías Freepick, Geneially, Covermanager o Besoccer entre otras muchas. El segundo es una cuestión puramente aspiracional y de cambio cultural, pues no existe motor más potente para generar un cambio cultural en una región que comenzar a cambiar los referentes aspiracionales de nuestros jóvenes. Me explico, cuando los vecinos de tu barrio o tu ciudad ven crecer y crear compañías grandes a personas que conocen y consideran sus iguales se inicia un mecanismo virtuoso de modificación de conducta y el gen del emprendimiento empieza a inundar calles y barrios. Los jóvenes comienzan a ver que es posible emprender y competir con quien sea. Los complejos de ciudadanos de segunda o asistidos comienzan a desprenderse, y los jóvenes empiezan a querer ser como Joaquín Cuenca, Félix Ruiz, Juan Urdiales, Alejandro Blanes, José Antonio Pérez, Alejandro Artacho, Mario García o Manu Heredia, ejemplos de andaluces referentes en el mundo del emprendimiento, dejando atrás a la farándula de influencers que solían tener como referentes. Además, estas compañías sí que pagan el 100% de sus impuestos por los beneficios empresariales en nuestra tierra.

Si ya tenemos clara la necesidad de crear y transformar el capital humano de la región a las nuevas necesidades que el mercado demanda y somos conscientes de la necesidad de acelerar el crecimiento de las empresas andaluzas, solo nos faltaría un ingrediente clave para que este ecosistema catalice hacia un crecimiento imparable y sostenido: La atracción del ecosistema inversor profesional. Es algo que no estamos entendiendo, no sé si porque no lo comprendemos o por falta de humildad. Cuando los emprendedores dejan de estar tutorizados, mentorizados o guiados por consultores, con muy buena voluntad pero poca experiencia emprendiendo o invirtiendo, y se relacionan con inversores profesionales, comienzan a comprender lo que tienen que hacer para penetrar su empresa en el mercado y escalarla. Los inversores profesionales les explican sus experiencias reales, dónde se complicó su negocio, cómo lo solucionaron, etc.; al mismo tiempo monitorizan las 'startups' y las siguen para ir poco a poco invirtiéndolas. Atraer talento inversor profesional 'family offices', 'bussines angels', 'private equity', 'venture capital', fondos de deuda y resto de ecosistema inversor es un elemento clave para impulsar el crecimiento. Aunque no es muy elegante ponerse de ejemplo, creo importante contar que una de mis compañías, Medac, jamás hubiese tenido el crecimiento que ha tenido y que seguimos demostrando si no es por un inversor y emprendedor profesional como mi amigo Félix Ruiz. Nos fue explicando cómo escalar la compañía y nos enseño a seleccionar los compañeros de viaje más adecuados según el momento de crecimiento. Por eso es muy importante que este tipo de perfiles vayan aterrizando, o al menos 'paseando' frecuentemente por nuestra tierra.

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Soy muy consciente de lo complejo que le debe resultar a un político elaborar estrategias con base en educación pues solo serán perceptibles muy a largo plazo y el rédito político de lo implantado no recaerá sobre quien lo implantó, sino sobre la que esté en ese momento gobernando. Además, concentrar esfuerzos políticos en los jóvenes no debe ser fácil plantearlos en las cocinas de los partidos pues exige concentrar esfuerzos y recursos en el target de pirámide poblacional menos numeroso, y aún más, sabiendo que son el grupo de edad que menos vota. No obstante, debemos ser conscientes de que para transformar y adaptar nuestro capital humano a la nueva realidad el principal motor de cambio es la Educación. Ahora es el momento de que Málaga y Andalucía cambien su foco estratégico de la atracción de compañías externas por el de la atracción del ecosistema inversor y la potenciación del emprendimiento local y regional poniendo un fuerte acento en políticas que fomenten la transformación del capital humano. Salud y fuerza para el camino.

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