¿Para cuándo una ley contra los bulos de los políticos?...
Da miedo pensar qué pasaría en este país a nivel legislativo si la mujer del presidente del Gobierno fuera condenada por los delitos por los ... que actualmente está siendo investigada. Pedro Sánchez acaba de presentar una batería de medidas en respuesta a la investigación a Begoña Gómez, al considerar que es víctima de los bulos. Esta gran batalla regeneradora democrática va encaminada a controlar a los medios de comunicación, sobre los que se tiene una presunción de culpabilidad. Son malos y hay que controlarlos, y llegado el caso, eliminarlos. Este parece ser el leitmotiv de la iniciativa gubernamental que esperemos sea derrotada en el Parlamento, ese lugar al que Pedro Sánchez desprecia cuando apunta que gobernará con o sin su apoyo. Suena chungo, dictatorial, pero es lo que piensa, o al menos lo que dice. En principio todo se hace por el bien de los ciudadanos, para que no sean engañados ni dirigidos por intereses espúreos. Por eso se quiere que haya transparencia sobre los ingresos y los propietarios de los medios de comunicación. Nada que objetar. No se sabe si serán muy laxos a la hora de controlar esto como ocurre ahora, porque en España en principio ya hay normas para controlar a los gobernantes y no surten efecto alguno. Todavía estamos esperando, por ejemplo, el uso que hace el presidente del Gobierno del Falcon. ¿A dónde va y con qué motivo? Seguimos a la espera de saberlo. ¡Viva la transparencia! El plan para hacernos la vida más democrática a todos plantea que sea la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia la que sentencie sobre el comportamiento falsario de los medios de comunicación y para ello se tendrá que rodear de expertos independientes. Para darnos una pista quizá podamos pensar que serán igual de 'independientes' que los magistrados del Tribunal Constitucional, el fiscal general del Estado, el director del Banco de España, el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas, el Centro de Investigaciones Sociológicas, Correos, Renfe, la Agencia Efe o RTVE... Ya pueden ir haciéndose una idea de lo que va esto. Todo el que saque el pie del tiesto, zasca. ¡Por antidemocrático y fabricante de bulos! Y es que no hay que olvidar que para los socialistas el 'caso Begoña Gómez' es fruto de un bulo. Ya hay ministros que se encargan incluso de aclararlo y llaman a este proceso el 'caso Peinado' para desviar la atención, para que parezca que el que está siendo investigado es el juez que ha osado seguir con la instrucción relativa a la mujer del presidente del Gobierno.
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Llegados a este punto, hay que reflexionar sobre los efectos que tienen las mentiras y los bulos sobre la ciudadanía, que se presenta como un colectivo especialmente vulnerable. Por eso, y siguiendo con este planteamiento, habría que preguntarse cómo se la protege de las mentiras de los políticos. Que suelen ser abundantes. ¿Contra este fenómeno no se legisla? ¿No se contemplan multas a los mentirosos compulsivos? ¿No se plantea su inhabilitación? Seguramente, los políticos mentirosos argumentarían que la ciudadanía les ajusta las cuentas cada cuatro años en las elecciones, que ese es su control democrático. Cierto, aunque se podría decir lo mismo de los medios de comunicación, que se someten al escrutinio diario (no cuatrianual) de sus lectores o telespectadores. Aquí, o todos moros o todos cristianos. El problema es que si se legislara sobre esta materia el presidente del Gobierno sería el más perjudicado. Dijo que no gobernaría con Podemos, que no pactaría con Bildu, que no indultaría a políticos, que no amnistiaría a los golpistas catalanes... Y es aquí cuando uno se acuerda de los clásicos. De Bécquer en concreto, que en una versión actualizada de su poema '¿Qué es poesía?' seguramente la reformularía de la siguiente manera: ¿Qué es bulo?, dices Pedro Sánchez mientras nos la clavas con esta ley. ¿Qué es bulo? ¿Y tú nos lo preguntas? Amado Pedro, bulo... Eres tú.
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