Que el Jardín Botánico de La Concepción es uno de los grandes tesoros de Málaga es tan cierto como que es muy poco conocido por ... los malagueños. Ante esa carencia, el Ayuntamiento lleva organizando diferentes actividades para darle nuevos usos a este espacio tan emblemático más allá de la contemplación o del estudio de las plantas, con el convencimiento de que darlo a conocer es la mejor manera de defenderlo. De esta manera, además de bodas o bautizos, actividades infantiles o campamentos, últimamente La Concepción se ha abierto a la cultura con proyecciones de películas y conciertos, siempre con una gran acogida del público. De hecho, este viernes se inaugura allí una exposición comisariada por Marta del Corral en el que participan unos 100 artistas vinculados a Málaga que aportarán su visión al binomio del arte y la sostenibilidad. Creo que es una feliz noticia que la ciudad recupere este espacio para un uso cultural y veo más beneficios que inconvenientes a que se celebren actividades en La Concepción, siempre y cuando se extremen todas las precauciones para preservarlo.
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De todas, la acción que más polémica ha traído es el espectáculo lumínico y sonoro que se plantea para la Navidad. El temor es racional, y no es sólo ético, sino también estético, sobre todo con la experiencia tan bárbara de la instalación anual de la calle Larios. No seré yo quien haga un alegato a la cuestión navideña, pero en lo que se refiere a la masificación, esto tiene pinta de ser otra cosa: las visitas serán guiadas, con reserva de plaza y bajo el estricto control de expertos en la conservación de las valiosas especies del parque. Este tipo de espectáculos se celebran en otros jardines botánicos del mundo, algunos mucho mejores que el nuestro, sin que eso haya supuesto la destrucción de estos espacios.
La oposición más contundente viene de la Asociación de Amigos de La Concepción, que no está ya en contra del espectáculo navideño, sino que nos niega todo lo que se haga allí que no tenga que ver con la botánica. Cabe recordar que hace cuatro décadas ese espacio era pura decadencia hasta que el Ayuntamiento lo compró y lo rehabilitó para el disfrute de todos. Como espacio público, La Concepción debe estar al servicio de la ciudadanía, y no al revés. La ciudad tiene la obligación de fomentar este hermoso emplazamiento, que en su mejor año atrajo a 96.000 visitantes. El Jardín necesita más promoción, mejorar el acceso para que llegue el transporte público de manera eficaz y debe fomentar el aprecio hacia ese lugar, y eso también incluye abrirlo para que se llene de contenido. No a todos los malagueños nos gusta la botánica. Exigir que La Concepción se limite al pensamiento floral supone en realidad condenarlo a la intimidad de los expertos.
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