Cuando Rosa Palo, compañera de página y columna, se refiere con gracia a su señorito, yo pienso en Fernando Belzunce, director editorial de Vocento. Supongo ... que puede ser él o puede ser otro, pero eso es lo de menos, lo que cuenta es la ironía. Belzunce acaba de publicar 'Periodistas en tiempos de oscuridad', un libro donde 111 periodistas dan testimonio de su pasión y aventuran el futuro. Voy por la página 249 y me he emocionado, me he espantado, he reflexionado, me he asustado e ilusionado. Es un libro útil para quien quiera vislumbrar el futuro de este oficio, pero también para quien quiera escribir una serie de Netflix llena de espeluznantes historias de periodistas luchando contra el terror.
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En el libro, se recogen las opiniones de Carissa Véliz, experta en ética digital en la Universidad de Oxford, que reflexiona sobre cómo la tecnología va más deprisa que la regulación. En resumen, recuerda que «el compromiso democrático siempre tarda, si fuéramos más deprisa, estaríamos más próximos a una dictadura». Inmediatamente me acordé de Donald Trump y su capacidad para legislar a bote pronto. ¿Es Trump un demócrata, un dictador o solo es un impaciente?
Al tiempo que leía la aportación de Carissa al libro de Belzunce, saltaba la noticia de que el presidente de EE UU valoraba expulsar a España de la OTAN a pesar de que, según sus normas fundacionales, de la Alianza Atlántica no te pueden echar, te vas tú si quieres. Pero a Trump le importan una higa las normas. Su filosofía es la del mariachi cuando canta aquello de: «Yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey». Trump sí que es un señorito.
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