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La infanta Sofía, rey de España

Una vez más caen en el olvido tres reformas constitucionales inaplazables

JAIME AGUILERA. ESCRITOR Y JURISTA

Jueves, 13 de noviembre 2025, 01:00

En las últimas semanas el actual Gobierno de España ha anunciado su intención de proponer la modificación de la Constitución vigente añadiendo de forma expresa ... el derecho de la mujer a la interrupción voluntaria del embarazo. Sería la cuarta reforma, después de la que nos obligó la Unión Europea para que los ciudadanos comunitarios pudieran votar en las municipales; la que blindó la estabilidad presupuestaria para tranquilidad, otra vez, de la Unión Europea; y la última que cambió el discriminatorio 'disminuido' por 'discapacidad'. Sin entrar en el fondo del cambio normativo propuesto sobre el aborto, y al margen de su nula viabilidad dada la gran confrontación política del momento actual, me llama la atención que una vez más caigan en el olvido tres reformas constitucionales que considero necesarias e inaplazables.

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La primera y más obvia es el artículo 57, el que hace prevalecer en la sucesión de la Corona al varón sobre la hembra, contradiciendo por cierto el artículo 14 de la propia norma donde se promulga la igualdad por razón de sexo. Pues bien, aquí seguimos después de casi medio siglo sin ponerle el cascabel al gato, a pesar de que ya ha sido reformada tres veces. En 2005, con el gobierno de Zapatero y el aval del Consejo de Estado se asomó tímidamente la patita, pero todo quedó en un conato, sobre todo al descubrir que la reforma de este artículo exige el procedimiento más complicado, el llamado agravado, que exige disolución de las Cortes y referéndum. Estando así las cosas, la situación puede dar un vuelco si la Infanta Sofía, con la legislación vigente en la mano, decide cambiar de sexo. Lo tiene muy fácil, declarar ante el funcionario responsable del Registro Civil de la Familia Real, ubicado en el Ministerio de Justicia, que no se siente mujer, que se siente un varón y que como tal solicita se cambie el sexo y de paso, para evitar equívocos y reafirmar su nueva identidad, quitar la 'a' final de Sofía y pasar a llamarse Sofi. Y dicho y hecho: habría que cambiarle el sexo, porque como una española -mejor dicho, español- más tiene todo el derecho. Y cumpliendo la Constitución vigente heredaría la corona y con el tiempo se proclamaría rey como Sofi Primero. Ver para creer.

La segunda que lleva demasiado tiempo esperando es la reforma del Senado, que pese a que es proclamado en el artículo 69.1 como 'cámara de representación territorial' todos sabemos que es mentira: es una 'cámara de enfriamiento' que (salvo honrosas excepciones como el ya utilizado una vez artículo 155) está relegada al Congreso de los Diputados. Siguiendo el modelo alemán del Reichstag debería convertirse en una cámara nutrida por las comunidades autónomas y con derecho de veto al Congreso en materias legislativas directamente relacionadas con estas comunidades que son pieza básica de la organización territorial. O eso, o suprimirlo, y es un tema el que desde hace décadas hay un amplio consenso, al igual que con la sucesión privilegiada del varón, pero nadie lo pone en la agenda como necesidades reformadoras que son.

La tercera reforma sería muy sencilla y al igual que la del Senado requiere el procedimiento ordinario. Sería modificar el artículo 68 y cambiar la circunscripción electoral de la provincia por una única nacional. Nadie conoce a sus diputados provinciales, se vota a un líder nacional y su partido va colocando en un abuso de la partitocracia y de las listas cerradas al que le da la gana, siendo en muchas ocasiones hasta originario y/o residente en otra provincia: da igual, se vota al gran líder nacional, que más da. Y además provocando enormes diferencias con diputados muy 'baratos' en votos en provincias despobladas y muy 'caros' en Madrid o Barcelona. Así que para eliminar una gran mentira, un abuso de la partitocracia y una sobrerrepresentación de partidos que sólo piensan en el interés de su parcelita territorial y les da igual el interés general... ¡Abajo la circunscripción provincial y arriba la circunscripción única! Esta reforma interesaría sobremanera a los grandes partidos de implantación nacional, y de ellos solo depende llevarla a cabo, y sin embargo son tan miopes que no se ponen de acuerdo.

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En fin, no me negarán que sería curioso, y desde luego histórico, que por azares del destino, dentro de un tiempo no muy lejano, el rey Sofi I de España sancionara y promulgara estas dos reformas constitucionales ordinarias porque, la primera, la que hubiera impedido que fuera rey, sigue sin ser aprobada.

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