El presidente Juanma Moreno, con la consejera Carolina España, tras la firma de la bajada de impuestos. efe

¿Menos impuestos o más paguitas? Esa es la cuestión...

REPASO SEMANAL ·

Javier Recio

Málaga

Domingo, 2 de octubre 2022, 10:49

Juanma Moreno ha destapado la caja fiscal de los truenos al eliminar el impuesto del patrimonio y bajar el tramo autonómico del IRPF. El presidente ... de la Junta se ha convertido en el nuevo adalid de la bajada de impuestos frente al Gobierno de Pedro Sánchez, que ha reaccionado creando un impuesto ad hoc para los andaluces y los madrileños que se aprovechen de la eliminación del tributo que grava a los más ricos, algo realmente inaudito, pues supone un claro ataque a la autonomía fiscal de cada comunidad. Esta medida esconde además la asunción de que el modelo socialista tiene poco atractivo, pues quiere coartar las medidas del adversario. Pero más allá de eso se ha abierto un gran debate sobre el modelo impositivo de los dos principales partidos. Los populares han conseguido marcar la agenda política, lo cual es muy importante, pues por lo general es el Gobierno central el que suele asumir ese rol con sus planteamientos. Esa guerra ya la ha perdido el Ejecutivo de Sánchez, que se ha visto obligado a vender una mini bajada de impuestos dirigida a los que ganan menos, olvidándose una vez más de la clase media, que siguen llamados a pagar. El PP ha apostado claramente por bajar los impuestos, porque argumenta que además de dar un respiro al bolsillo de las familias permite conseguir más recaudación porque se produce un efecto llamada de inversores, con el consiguiente aumento de la actividad económica. El PSOE, por su parte, plantea que una bajada de impuestos afecta a servicios básicos como la educación o la sanidad, por lo que su apuesta pasa por ayudar a los más vulnerables con subvenciones y con lo que popularmente se conoce como paguitas y que ha creado un ejército de verdaderos especialistas en cobrarlas. Más de uno responde con picaresca 'Mis paguitas' cuando se le pregunta cuál es su profesión. Está bien que haya una claridad ideológica en este sentido para que los ciudadanos sepan a lo que atenerse a la hora de depositar su voto. Con las encuestas en la mano, y a tenor del resultado de las últimas elecciones celebradas en España, parece más atractivo para los ciudadanos el modelo popular, debido entre otras cosas a la asfixia económica que están viviendo actualmente las familias de clase media debido a la inflación, que sigue instalada cerca del 10%, mientras Hacienda sigue cosechando récords en recaudación. Hay un hartazgo ciudadano ante los impuestos, tanto los directos, como los especiales. Más de uno se ha llevado una sorpresa en el recibo de la luz cuando ha comprobado que lo que se vendió como la gran estrategia para reducir el precio de la energía, el llamado tope del gas, hay que pagarlo cada mes cuando llega la factura de la electricidad. Los contribuyentes tampoco terminan de creerse que con la bajada de impuestos se vaya a hundir la sanidad o la educación. ¿Acaso ha empeorado la sanidad o la educación en Andalucía con la bajadas de impuestos de la última legislatura o la eliminación de otros como el de sucesiones? La respuesta parece clara, pues para nada se ha ido a peor. ¿O es mejor la sanidad o la educación en otras comunidades con más carga impositiva? Pues parece claro que tampoco. O sea, que ese mantra no está colando entre los ciudadanos, que prefieren tener el dinero en sus bolsillos, pese a que Patxi López diga que eso es un gran error, que en las arcas del Estado, para que después conceda unas ayudas reparadoras a los más vulnerables, aunque la praxis demuestra que esto no es del todo cierto. No ayuda a este discurso del Gobierno las dificultades burocráticas que hay que superar además para conseguir ese tipo de ayudas. Que le pregunten, por ejemplo, a los chavales de 18 años a los que el Gobierno les hace un regalito de 400 euros para gastar en áreas culturales. Es una verdadera odisea y más de uno renuncia ante el papeleo al que tienen que enfrentarse. Lógicamente los dos modelos son legítimos, aunque entre las filas socialistas empiezan a dar la espalda a su jefe de filas. Ximo Puig, el presidente socialista de la Comunidad Valenciana, ha caído ante los encantos de la bajada de impuestos que ha impulsado Juanma Moreno, lo cual supone un mazazo al discurso gubernamental. Esto se puede interpretar también como el inicio de la descomposición del sanchismo. No es de extrañar que los barones socialistas que gobiernan comunidades autónomas empiecen a abandonar ese barco, debido a la proximidad de las elecciones autonómicas que se celebrarán en el mes de mayo. Ninguno quiere que le puedan dar una patada en el trasero por culpa de la labor de Pedro Sánchez. Que se lo pregunten si no a Juan Espadas, que sufrió por primera vez la derrota del PSOE en unas elecciones para la Junta. Las cartas ya están encima de la mesa. Y habrá que elegir el modelo. ¿Menos impuestos o más paguitas?...Esa es la cuestión...

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad