Siento ser un aguafiestas

Este otoño ha llovido mucho y menos mal, pero seguimos metidos de lleno en la sequía

Ignacio Lillo

Málaga

Miércoles, 20 de noviembre 2024, 00:19

Siento ser un aguafiestas, y pocas veces viene más al pelo la expresión. Pero la sequía no se ha terminado. Ha llovido mucho y menos ... mal, pero seguimos bastante regular. Lo peor ahora mismo lo tiene la capital, porque los embalses del sistema Guadalhorce y Guadalteba, que son nuestras principales fuentes de suministro, apenas han recogido algunos hectómetros cúbicos. Mucho mejor están en la Costa del Sol, que ya pueden llorar con un ojo. En la Axarquía la situación también ha mejorado, pero no lo suficiente como para que los agricultores puedan regar de nuevo desde La Viñuela, y de momento sólo está garantizado el consumo doméstico, que no es poco tratándose de la comarca más seca de la provincia. En términos globales, ahora mismo hay tanta agua como había después de Semana Santa, sólo que las perspectivas son mejores, porque todavía nos quedan por delante varios de los premios gordos de la pluviometría malagueña, como son diciembre, enero, febrero y marzo. Todavía tiene que llover, y ojalá que riegue uno de esos buenos frentes, de los que llueven a gusto de todos, con agua 'calaera' y durante varios días. Y no tanta DANA caprichosa, que descarga de manera tan agresiva como aleatoria... Random, que dicen ahora los chavales.

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En realidad, me avergüenza que a estas alturas tengamos que seguir haciendo análisis metafísicos y pajas mentales sobre si este invierno, por fin, será lluvioso, después de prácticamente seis ejercicios de secano. Que tengamos que seguir mirando al cielo para buscar nubes, aunque ahora lo moderno es escudriñar los modelos de predicción. Que si el Europeo da mucho y el Americano ni gota, a ver quién acierta. No. Seguimos en sequía, pero lo que es peor, seguimos esperando las obras para dejar de depender de la lluvia para beber y para regar. La desaladora de Vélez, ni está ni se le espera, al menos no a medio plazo, y el mareo de perdiz ya canta. El Gobierno la prometió pero no tiene determinación para hacerla. En Málaga no, en Cataluña sí, como siempre. Además, nos hace falta una segunda planta para convertir agua de mar en la Costa del Sol. Y también veo con esperanza que los ingenieros de Caminos vuelven a reivindicar la presa de Cerro Blanco, que tendría una doble función: de captar agua del río Grande, y de paliar las inundaciones por la crecida del Guadalhorce en parte del Valle y en la capital. La Junta lo ve claro, y ha retomado los trámites después de 20 años en un cajón. Aunque me alegro de que se den los pasos, una vez más siento ser un aguafiestas, porque dudo mucho que lo veamos...

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