Sr. García .
Cruce de vías

El hombre del trampolín

He pasado las horas muertas dándole vueltas al cambioclimático y el juicio final

Viernes, 19 de agosto 2022, 23:25

Se sienta en el trampolín y contempla la piscina vacía, sin nadie, sin nada, ni siquiera agua. El cielo gris envuelve a los habitantes de ... la Tierra como una mortaja. No llueve y cuando lo hace caen gotas de barro. El hombre del trampolín sostiene que agosto es el mes más trágico del año. No posee datos, pero está convencido de que tiene la razón. Las noticias lo confirman a diario. El frío congela y el calor derrite, los dos matan. Polos opuestos. Dice que ha llegado el fin del mundo. Lo dice en voz alta desde el trampolín para que todos lo escuchen. Los demás permanecen sentados sobre la hierba amarilla que rodea la piscina. La sombra de las palmeras apenas los protege del sol. El fin del mundo no llega de la noche a la mañana sino poco a poco. ¡El cambio climático es el juicio final!, exclama como si él no fuera un individuo cualquiera sino un mensajero divino.

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Esta anécdota del hombre del trampolín la soñé anoche. Hacía tiempo que no recordaba los sueños, sin embargo el de ayer me ha refrescado la memoria. La última vez que me bañé en una piscina pública creo recordar que fue en la piscina redonda con mosaico de colores de los Baños Orientales. Al hombre del trampolín no le pongo cara. No era nadie en particular, una voz y una figura. Hoy he pasado las horas muertas dándole vueltas al cambio climático y el juicio final. Las noticias hablan de calor e incendios como todos los días. Llega el atardecer. Me pongo a pensar en los trampolines, siempre me llamaron la atención pero nunca me atreví a lanzarme desde ninguno. Jamás me he tirado de cabeza al agua. Me da miedo que no haya la profundidad suficiente, como pasaba en el sueño; aunque en el sueño no había ni gota de agua. Ahora que caigo, quizás el hombre del trampolín era yo. Alguien que no se reconoce a sí mismo desde que dejó de mirarse al espejo.

Llevo doce horas sin hablar con nadie. El cambio climático me calienta la cabeza. Veo colas de gente por las calles de la ciudad como si asistieran al juicio final. Una muchedumbre inmensa, el mundo entero postrado a los pies del cambio climático. Que sea lo que dios quiera. Esto que digo no es un sueño. De pronto, se levanta un vendaval que se lleva a todos por delante. Agosto es el mes más trágico del año, repite la voz del hombre del trampolín. Y yo pienso que es injusto que el mes de vacaciones de la mayoría de la gente sea tan cruel. Me vienen a la memoria otros agostos, otros nombres, otras pesadillas. Mejor acostarse y dormir. Me meto en la cama, apago la luz y doy el salto mortal.

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