Con octubre vuelven al mediterráneo las lluvias preocupantes, llámenlo Gota fría o Dana. Por esta época del año, si uno tiene que moverse de un ... lado a otro, toca mirar al cielo. Nuestra carretera costera no hace más que cruzar una tras otra, rambla, riera o vaguada. Cauces de ríos que, a traición, pasan «en seco» la mayor parte del año cuando en cuestión de minutos pueden traernos el Amazonas.
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Con la vida aprendemos a distanciarnos de lo malo, pero lo edificado parece que no aprende de tan malas compañías que no avisan de sus avenidas. Y la ciudad de Málaga aunque intenta vivir sin verlo, no puede separarse de su Guadalmedina porque le cruza de punta a punta y si se descuida le pasa una manta de agua por encima.
Si buscamos en archivos de ayuntamiento y consejerías nos llueven informes y planes, en verdadero derroche de datos. Y si formulamos la pregunta del millón ¿desvío o no desvío de río? surgen aquí y allá argumentos peregrinos tales que los embovedamientos de ríos son cosas del pasado, como los pantanos, que ya no se llevan. Pero es cierto que la tierra gana si construimos para reducir su sed, y cierto tambien que nuestra ciudad ganará si se atreve a transformar esa travesía del agua ausente que la cruza de Norte a Sur.
Si de verdad queremos que esta ciudad entre en el club de las grandes, hay que desviar el caudal del río a otro cauce. Para desviar habrá que expropiar ¿pero quién discute hoy una expropiación para que nos llegue el Ave? Hay ejemplos más arriba de Almería. Tenemos muy cerca el modelo de Valencia y algo más lejos la maravilla de Niza. Ambas ciudades eliminaron el peligro de las avenidas de sus ciudades con un desvío completo a otro cauce ¿se imaginan la obra que hizo posible el desvío del caudal de todo el valle del Turia? Pues está hecha. Hoy Valencia es atravesada por un imponente parque lineal que une sus dos mitades bajo un mar de sombra y Niza tiene un bulevar con árboles centenarios sobre un cauce embovedado que lleva hasta el mediterráneo, agua que llueve en los Alpes.
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Que no nos hablen de plataformas y medias tintas, esta ciudad pide una gran avenida de sur a norte de la que precisamente carece. La necesita sin duda y a su debida rasante, a cota baja dónde el cauce es ancho y puede ser jardín en el barrio del mismo nombre y a cota alta junto a los puentes de la ciudad antigua fundiendo sus actuales dos riberas en una sola calle.
Se ha construido un túnel bajo el mar del Norte. En tierras no muy lejanas se construyen puentes colgantes que cruzan bahías y atan islas a continentes. A nosotros, entre concursos y planes, se nos pasó el Siglo XX. Alguien debe tomar la decisión de desviar el río a otra parte, al menos en este siglo. Y ya han pasado 20 del 21... ¡Ya estamos tardando!
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