Enferma de belleza

Jueves, 21 de octubre 2021, 08:01

Mientras yo andaba en las olas de Donosti, Villarejo decía en sede parlamentaria que al Rey Juan Carlos le inyectaban hormonas femeninas para reducir su ... fogosidad, pues su líbido, dice, suponía un problema para la nación. En mi vida he sido testigo de sucesos alucinantes, pero incluso desde ese momento en el que me encuentro en que creo que cualquier cosa es posible, entiendo que Villarejo sueña de noche y cuenta de día.

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No estaba pensando en Villarejo, ni en lo de Otegi. Estaba pensando en el mar. Sí que he llegado a la conclusión de que, siendo cierto que todos los gobiernos han negociado con los enviados de ETA, a ninguno se le había ocurrido negociar los Presupuestos Generales del Estado con los enviados de ETA. Siempre hay una primera vez; no sé cuándo fue mi primera vez en el mar aunque en los primeros recuerdos hay frío, arena pegada a la piel y el dolor de cuando me pillaron el pitilín con la cremallera del pantalón. Sucedió en el paseo junto a la playa de Ondarreta y lo sé porque allí estaba la estatua de María Cristina, que siempre me pareció una señora feísima, y desde aquel día me da un miedo terrible.

De pronto, parece agosto. Mi padre decía que el verano en San Sebastián caía en jueves y este año duró hasta ayer, 20 de octubre. Aún van los niños en camiseta y a las guiris les sorprende esta versión inesperada del Caribe y se echan sobre la arena de La Concha en ropa interior, allí posadas con el bolso, el smoothie y el libro. Así pasamos media vida los donostiarras: mirando el mar en todas sus formas y dimensiones.

Igual resulta que Donosti es una ciudad enferma de belleza, un estado alterado de la percepción por el que uno nace, crece y muere sobre una sucesión de tempestades y atardeceres naranjas, y en esa carrera pasan diez años en diez minutos y el horror adopta formas extrañas y sibilinas que por alguna razón nos son ajenas. Los de ETB han preguntado en una encuesta cuándo debería haber dejado las armas ETA. El 9,3% cree que lo hicieron en el momento oportuno, un 0,6% responde que más tarde, el 67,4%, que antes. Una de las opciones de la encuesta era que ETA nunca debió usar las armas. Solo la eligió el 12,5%.

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