El corazón por arribita

Jueves, 17 de junio 2021, 08:59

Twitter me ha recordado que llevo catorce años en Twitter. Karen Blixen tenía una granja en África y yo tenía alquilada una azotea de la ... Plaza de España de Cádiz, que en verano se parecía a tener piso en la caseta del socorrista y en invierno durante los temporales de Poniente, uno creía que estaba doblando el Cabo de Hornos. Aquello era humedad. Los calzoncillos tardaban seis días en secarse en la cuerda y temía uno abrir el armario de las legumbres y encontrarse un buzo de la Guardia Civil. En los lavaderos de las azoteas de Cádiz ensayaban las comparsas antiguas y por eso allí arriba se ha quedado un eco y una cosa que no se puede explicar, pero que hace que se te vaya el corazón por arribita.

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En uno de esos tres días de primavera, llamó al teléfono Gonzalo Höhr a decir que en Cortadura estaba cayendo metro y medio de ola. Corrí por la terraza a por el traje de neopreno, salté por encima de la bombona de butano, resbalé y me rompí el dedo. De tanto aburrirme en la convalecencia, me abrí una cuenta en Twitter.

Casi todo lo bueno de la vida lo ha traído el aburrimiento, la falta de sustancia y el nada que hacer y no del tesón, la voluntad, la resistencia y las cosas con las que se inspira el que no tiene nada más que llevarse al alma. La matraca de perseguir los sueños contra viento y marea resulta agotadora y hasta dañina, pues por lo general el estúpido tiende a enrocarse y si alguno se hubiera dado por vencido antes, nos hubiéramos ahorrado algún disgusto. El lema de dar la vida por algo ha forjado héroes y también monstruos deformes. Yo no he dado la vida por nada. Al contrario, a mí la vida se me ha dado en proporciones descomunales y el verano me dura como poco desde aquel día en que resbalé en la azotea. De tanto vivir se me ha quedado un escalofrío que me sube por el lomo y que cuando me da es como si me pasaran por la piel las yemas de los dedos fríos de la desdicha diciéndome que sigue ahí esperándome y que pronto llegará mi turno, pero que aún no.

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