La semana blanca es un marrón para las familias nucleares, a punto de explotar. La familia mediterránea es extensa y siempre hay un abuelo que ... puede recoger al nieto del colegio, una abuela que se lo lleve al parque. Si no, la semana blanca es negra porque uno no puede comerse a sus hijos. Comerse a los hijos está feo y además tienen gluten y después las digestiones son pesadas y la mala conciencia nos altera el sueño. La conciliación es de Trento para las familias nucleares mínimas, de traca, truculenta. Tremenda. Si una madre tiene dos hijos pero no tiene marido que le ladre ni abuelito dime tú ¿qué hace en esta semana larga como ella sola? Lo increíble es que al final conseguimos arreglarlo, pero a veces de aquella manera. Ahí están los niños de la llave, que pasan la tarde solos porque papá y mamá no están o están trabajando. Yo fui un niño de la llave con el agravante de que era malo al fútbol y entonces no podía estar en la calle. O mamá y papá se separan y la madre impone una conciliación en la que el padre se convierte en una familia nuclear en sí mismo, una célula vagando sola por las plazas donde las abuelas compran chucherías a sus nietos y él se pregunta por qué no puede ver a sus hijos más si tiene buena voluntad, porque hay padres con buena voluntad y dispuestos a asumir derechos y también sacrificios en la salud y en la enfermedad. Igual que también hay madres de buena voluntad y esas buenas voluntades repercuten en el bienestar de los menores y de los mayores . Lo increíble es que al final conseguimos arreglarlo pero a veces cuánto dolor derramado por el camino. A veces se ven ex parejas modélicas donde la conciliación de uno pasa por la conciliación de otra y viceversa, incluso se sientan en una terraza todos juntos y entonces bicerveza y un colacao para los niños que además de gluten tiene lactosa, vaya lata, aunque las digestiones pesadas rodeadas de felicidad son menos pesadas o importan menos porque lo que importa es lo importante, como dijo Churchill, o Napoleón, que son los que siempre dicen cosas, todo el día hablando, no sé cómo tenían tiempo de gobernar ni conquistar países limítrofes y otros más allá, allende, como Salvador.
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El horario escolar es apretado y mantener en un aula a nuestras criaturas de 8 a 15, si ya son medianamente mayores, con sus conflictos y sus olores, es demasiado para el cuerpo, para el de ellos, y está bien la semana negra aunque sea un lío. La vida es un lío. La vida son los líos que van a dar a la mar, que dijo Buda. La semana blanca, por eso, es buena, un boicot al duro calendario, una oportunidad, otra, para que los abuelos y abuelas digan aquí estoy yo, si están, y algunos círculos se cierren y otros se vayan cerrando, porque lo increíble es que al final lo conseguimos, si no era para tanto, tonto.
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