Una vez más, la afluencia turística vuelve a dejarnos imágenes para el espanto. La Asociación de Vecinos del Centro Antiguo ha difundido un par de ... vídeos tremendos sobre lo que pasa durante la madrugada en algunas calles de la ciudad, rendidas al sabotaje estético y moral. En una de las imágenes se ve a un grupo emprendiendo la técnica del 'trampolín humano', en la que hay una serie de seres que se colocan uno detrás de otro en el suelo para conducir a otro ser de su misma especie de una punta a otra; en este caso, una muchacha que, después de resultar manoseada en connivencia por el resto, llega ufana al otro extremo. A pesar de mi frenética vida social no conocía esta técnica. La escena me recordó a una película horrorosa llamada 'El ciempiés humano' en la que un cirujano alemán secuestra a unos turistas para unirles quirúrgicamente de la boca a su trasero, en el experimento de turismofobia más radical del cine moderno.
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El vídeo dura 45 segundos y, a decir verdad, aparece un coche de la Policía Local por un extremo, pero ahí la grabación se corta. Hay una segunda escena, más larga, en el que se aprecia una variante de la técnica del 'pogo' (esta sí me la conozco), un ritual que consiste en chocarse con otros individuos en pleno arrebato. Aquí se ve cómo desde uno de los balcones se procede al lanzamiento de agua sobre la muchedumbre, procedimiento que, si bien antes era el favorito de algunos vecinos para desalojar tumultos, en este caso es recibido con un nuevo éxtasis, a la manera de los gremlins, con la alegría de la impunidad.
La difusión de estas imágenes ha vuelto a poner el foco, por enésima vez, en la conversión extralingüística de Málaga a Magaluf, y enciende la reflexión sobre el turismo que está atrayendo la ciudad, incluso en plena oleada de contagios: desde la institución municipal se pide a los malagueños prudencia y ética mientras que los visitantes vienen a hacer aquí lo que no se atreven a hacer en su casa. Ya no importa si los protagonistas son británicos, madrileños, cordobeses, o de El Limonar. Estos 'incidentes puntuales' suceden todas las noches, extendiéndose por la tentativa municipal de desplazar el turismo y el ocio nocturno a otros distritos, para que más vecinos puedan comprobar en sus calles la borrachera de turismo y así haya menos discriminación entre los habitantes. Hay que encontrar una solución urgente a estos espectáculos callejeros y a la degeneración progresiva de tantas calles del centro de Málaga que ya están rendidas a la borrachera, a la gastronomía mediocre y al mero decorado para el desfase. Si esto ocurre en pandemia, no quiero pensar en lo que se nos viene para cuando se abra la veda.
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