Deciudad.es

Cercanías

A mediados del XX, algunas de nuestras ciudades se sintieron poderosas en su continuo crecer. Orgullosas, despreciaron sus alrededores y vomitaron allí sus sobras, en ... forma de chabolas, desguaces y vertederos. Los franceses lo llamaron Banlieu, nosotros lo demonizamos como suburbio. Algunas capitales no tardaron en entender que extenderse sin límite no solo no las haría más fuertes sino inviables. Este fue el principio de las llamadas áreas metropolitanas. El extrarradio pasa a ser elemento positivo, digno de ser pensado y la gran ciudad crece repartiéndose en equilibrio con sus núcleos periurbanos.

Publicidad

Entender el paso de una ciudad media a una gran ciudad no es llenar su periferia de urbanizaciones sin fin. Alfombrar la vega del Guadalhorce de adosados no hará otra cosa más que demandar más carriles y más autovías. No hay nada más que asomarse al final de la jornada para ver qué sucede entre Churriana y Alhaurín y las salidas de la Megarronda. El futuro equilibrado de Málaga pasa por sus satélites a caballo entre lo rural y lo urbano. En sus núcleos queda una calidad de vida que hoy peligra.

Muchos se preguntan cómo Londres se convirtió en gran ciudad sin elevar más de cinco plantas sus edificios, sin necesidad de grandes avenidas. En su libro, Leonardo Benévolo estudia a la que fuera capital del mundo en el XIX acompañando texto con unos grabados. Y es que, antes de que naciera la fotografía, en Londres se enterraban vías de trenes para unir la City con un millón de apeaderos. Las oficinas con los Cottages. Campo y ciudad. Desde mi pequeño mundo paralelo puedo apuntar que en los 80 desde Madrid pateé la sierra del Guadarrama, solo con una mochila, sumergiéndome bajo la Castellana en un tren de cercanías.

Cercana, decimos de la persona que nos es próxima en el sentimiento. Cercanías es palabra mágica para medio Madrid. Para todo aquél que ha llegado a la ciudad pasados los tres millones y asume que su vida va a ser un continuo entrar y salir. El Cercanías permite «trabajar in y dormir out» o vicecersa pagando el peaje de poder disponer de asiento sin tener que llevar tu propio volante.

Publicidad

Puede que la «No-Expo» le venga bien a Málaga, si se decide valiente a ser gran ciudad. Si deja de mirar con desdén a Casabermeja, Vélez, Coín y Cártama y empieza a mirar con respeto a su periferia, todavía semirrural. Mirar con respeto a la vega del Guadalhorce y demás pueblos vecinos pasa por ponerse a pensar en un sistema de ciudades con un sistema de trenes.

Trenes que sistemáticamente unan las poblaciones satélites con la Málaga nuclear. Vías dobles que dibujen líneas sin fin desde puerto y aeropuerto hacia tres de los cuatro puntos cardinales. Un sistema de líneas y trenes que no solo entren y salgan de Málaga, sino que posibiliten el tránsito sin coche entre Antequera, el Guadalhorce y las dos costas.

Publicidad

Cercanías es más que el nombre de un tren que no es Ave, Cercanías es un sistema. Un sistema de trenes en red, que hizo posible el tránsito sin traumas de Londres del XIX al XXI. Un sistema en el que debe ponerse a trabajar una ciudad que quiera crecer y creer en sí misma. Un sistema de trenes para una gran ciudad que quiera sentirse cercana a su tierra.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad