El Centro de Málaga está en coma
Sobrecoge ver algunas de las calles antaño más bulliciosas y monumentales absolutamente vacías a cualquier hora del día, incluidos los fines de semana
Siempre he creído que para poder empezar a arreglar las cosas primero había que llamarlas por su nombre, pues los rodeos y los paños calientes ... sólo sirven para maquillar y esconder la realidad. Y la realidad es que el Centro de Málaga está en coma, no ha logrado reponerse del confinamiento. Sobrecoge ver algunas de las calles antaño más bulliciosas y monumentales absolutamente vacías a cualquier hora del día, incluidos los fines de semana. La mitad de los bares, restaurantes y salas nocturnas están cerrados y de los que abren sólo funcionan tímidamente los que han tenido históricamente una clientela fiel entre los malagueños. Pero los que fiaron la caja a los guiris están abocados a desaparecer a corto plazo. Es lo que hay.
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En los barrios la actividad se ha recuperado mucho mejor, y la clave es precisamente esa, que son barrios, con su mix de usos hosteleros, pero también comerciales de proximidad, sus tiendas de todo tipo, sus bazares y sus terrazas. El Casco Histórico quedó hace años como un parque de atracciones, con sus escasos vecinos en retirada hacia lugares donde se pudiera dormir por las noches, pero también llevar a los niños a pasear tranquilos o a una guardería. Y a los parques de atracciones se va de vez en cuando, para hacer la gracia, que es lo que le ocurre ahora a muchos malagueños con el Centro.
Ya lo dije en estas mismas líneas tiempo atrás, y por desgracia el tiempo me ha dado la razón: un número creciente de habitantes, que antes tenían allí su referencia de ocio y comercial, se han ido alejando cada vez más de este entorno porque estaba masificado, plagado de despedidas de soltero, de gritos y de borrachos, y además era caro e incómodo, por la falta de transporte público en horario nocturno y de aparcamientos. Otras zonas de ocio, como Pedregalejo y Teatinos, no están sufriendo tanto la debacle, porque mantienen una población estable que se ha acostumbrado a hacer su vida allí, también los fines de semana.
Ahora el Ayuntamiento se plantea una serie de medidas para no dejar caer el Centro, pero las propuestas que he escuchado hasta ahora son como ponerle tiritas a un accidentado que se desangra: que si bonos para el autobús, que si rebajas en los aparcamientos, que si entradas gratis para los museos... Y mientras, a intentar ganar tiempo hasta que vuelvan los turistas par seguir con el mismo modelo caduco y erróneo.
No lo van a hacer, de eso estoy seguro, porque el equipo de gobierno municipal nunca es partidario de cambiar nada en serio (véase el asunto de la movilidad); pero esto debería ser una llamada de atención para iniciar una reforma profunda del modelo de Centro que la ciudad quiere, con medidas para ayudar a repoblar las calles; con menos presión de la hostelería; con horarios racionales que permitan la convivencia y con restricciones a la expansión de las viviendas de uso turístico. En definitiva, un plan para volver a hacer del Centro el primer barrio de Málaga.
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