Estimado alcalde, querido amigo (esto debería ir a boli de mi puño y letra, pero aquí en el periódico es imposible):
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He leído con atención ... las cartas que le ha enviado al presidente del Gobierno y a los ministros de Turismo y Vivienda, y la verdad que me han sorprendido gratamente algunas cosas, aunque también he echado en falta otras tantas. Valoro que se quiera imponer un impuesto a los turistas de dos o tres euros por cada día que pasan en Málaga, porque es lo que ocurre en la mayoría de las ciudades turísticas del mundo. El turismo hay que verlo como un fenómeno mundial, pues resultaría suicida plantear que Málaga fuera la aldea gala que resiste a los romanos cuando el imperio que representan hoy los ciudadanos de todos los países que viajan se extiende por cada rincón del mundo. Quien no vea eso tiene una importante ceguera sociológica y política. Me ha llamado la atención lo inteligente que ha sido a la hora de idear el sistema para desplumar algo a los turistas, pues ya no quiere que la Junta de Andalucía imponga una tasa, sino que ha optado por que sea un impuesto, de tal manera que pueda ser cada ayuntamiento el que fije la cuantía del mismo y, lo más importante, su recaudación.
Se ve que no se fía de sus compañeros de Comunidad, que no quieren imponer tasa alguna, y que en el caso de que cedieran serían ellos los que ingresarían el dinero y me da la sensación de que recela de que después ese dinero revierta en las arcas municipales. También valoro su tesón, pues pese a que el ministro de Turismo, Jordi Hereu, ya le dio largas con su petición en la primera carta gubernamental que envió, no ha cejado en su empeño de intentarlo con la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, con la que se ve que no tiene la misma confianza que con Sánchez y Hereu al no darle un cariñito de su puño y letra, y con el mismísimo presidente del Gobierno, que no sé si atenderá su petición al estar muy ocupado conformando la nueva mayoría progresista en Europa con Meloni y Orban y con su compañero de fotografía Aldama.
Donde no estoy tan de acuerdo con usted es en la exposición de motivos para la ley. Es loable que lo haga todo por facilitar el acceso a la vivienda de los malagueños, aunque es muy discutible su explicación de por qué se ha llegado a esta situación. No sé si ha tenido un episodio de amnesia selectiva, porque en la carta sólo se menciona a la vivienda turística como la causante exclusiva del problema, utilizando términos tan duros como «indeseable». Es cierto que éstas han sacado del mercado inmuebles destinados al alquiler de larga duración y hasta se entiende que se limiten como usted quiere hacerlo a un 8% por barrio, pero también hay otros factores. Por un lado, se le ha olvidado incluir en la carta al presidente del Gobierno que está en su mano cambiar la Ley de Arrendamientos Urbanos, que tanta inseguridad jurídica provoca en los propietarios de las viviendas, ya que supone un verdadero calvario recuperar su vivienda y su dinero en caso de impagos de los arrendatarios.
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También se le ha olvidado incluir en la misiva que en la capital hay 15.000 casas vacías, o sea, más que viviendas turísticas, por lo que no estaría mal elaborar un plan para sacarlas al mercado, un plan que podría pasar, por ejemplo, por rebajas fiscales a nivel estatal y, por qué no decirlo, también a nivel municipal rebajando, por ejemplo, el IBI que pagan si las sacan al mercado de alquiler de larga duración. Ya sé querido alcalde que no le gusta dejar de recaudar dinero para el Ayuntamiento, pero un fin tan noble como el que persigue de facilitar el acceso a la vivienda lo justificaría.
La propuesta del alcalde está bien, aunque la 'exposición de motivos' es una trola que esconde otras causas del problema
También se le ha olvidado incluir como la causa de los males el éxito de su apuesta de la Málaga tecnológica, pues son miles los trabajadores que han decidido venir a trabajar a la capital que con tanto acierto dirige, muchos de ellos ingenieros, que como usted bien predica, al estar muy bien formados académicamente ganan bastante más dinero que el malagueño medio y por tanto no tienen reparos a la hora de gastar más para conseguir la casa que le gusta. No me malinterprete, que son todos bienvenidos. No olvide uno de los lemas de la ciudad, la muy hospitalaria. De hecho, cuatro de cada diez personas que compran en la capital son de fuera de la misma. Por último, también me ha extrañado que no le haya recordado al presidente del Gobierno la parte de culpa que tiene el Estado, porque no ha apostado en las últimas décadas por la promoción de VPO, actitud similar a la que ha llevado a cabo la Junta de Andalucía, que ahora está en manos de sus compañeros de partido. También es muy peligroso que vincule al turismo como la causa del problema de la vivienda y por eso deben pagar para solucionarlo, pues esto abona la creciente turismofobia.
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Por último, me gustaría recordarle que está llevando a cabo una cruzada contra los propietarios de viviendas, a los que está cercenando su libertad de hacer lo que quieran con sus inmuebles. No sé si se ha dado cuenta de que en Málaga la mitad de sus residentes ya tiene su casa pagada y que un 30% tiene una hipoteca que está pagando, o sea, que son personas que seguramente estén encantadas de que sus propiedades cada vez valgan más. Sólo un 13% de los residentes viven de alquiler. Estos son los datos, que suelen matar al relato. Y no olvide que estas personas también votan, no sólo los que legítimamente salen a manifestarse.
Ruego que tenga en cuenta para el futuro todos estos factores que se le han olvidado para afrontar de una manera más completa la mejora de la oferta de vivienda.
Recibe un afectuoso saludo. Un cordial abrazo (esto también tendría que ir a boli de mi puño y letra).
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Javier Recio.
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