Camps al desnudo

El político popular fue obligado a dejar la política en julio de 2011. Lo hizo tras ser acusado de haber cometido un delito de cohecho impropio, por recibir de la trama Gürtel doce trajes, cuatro americanas, cinco pares de zapatos y cuatro corbatas, en calidad de representante público. Dimitió declarándose inocente de las deshonrosas acusaciones que le hacían. Con el denominado 'caso trajes' comenzó su vía crucis judicial particular que ha durado más de una década. Fue denunciado por numerosos presuntos casos de corrupción ocurridos en sus años como presidente de la Generalidad Valenciana. Este pasado miércoles la Audiencia Nacional lo ha absuelto de la última acusación que tenía aún abierta. De esta forma, el expresidente valenciano resulta al final exonerado de la decena de causas que abrieron contra él sus oponentes políticos.

El 'caso Camps' es un ejemplo paradigmático de cómo la mentira, con ropajes periodísticos en unas ocasiones y jurídicos en otras, se pone al servicio de la política indecente para destruir a un adversario sin más coste que el de su propia indignidad. El juez Garzón en 2009 fue el primero en imputarlo en la trama Gürtel. Posteriormente conocimos el señalamiento que se le hizo desde el gobierno socialista. De la Vega no perdonaba a los valencianos que no la votaran. Después vino Rubalcaba y el infausto ministro Mariano Bermejo, que no dudaron en declararlo responsable de todo tipo de desviaciones de poder. Conocimos posteriormente que presuntamente el comisario González fue el responsable de los informes policiales contra Camps, compañero de cacería en Jaén de Bermejo y Garzón. Si bien, muchas de las acusaciones de la Fiscalía Anticorrupción rozaron el esperpento, el papel servil de algunos medios de comunicación fue clave en esta estrategia de acoso y derribo. 'El País' dedicó 169 portadas al caso entre 2009 y 2012. El director en aquella época era Javier Moreno que será recordado para siempre por su artículo 'Ante la corrupción en el PP', en el que tuvo el valor de escribir sobre el peligro de «la deformación masiva de la realidad mediante la manipulación de los medios de comunicación (...) que gustosamente contribuyen a cambio de dádivas y privilegios de todo tipo». Podemos recordar también las conexiones diarias incriminatorias en 'Al rojo vivo' de La Sexta.

Camps desnudo, sin trajes hechos a medida de sus enemigos, se merecería la restitución de su honor por parte de todos los que lo sentenciaron con la pena de portada y telediario, pero su cobardía seguro que se lo impedirá.