Café para algunos

Domingo, 4 de agosto 2024, 02:00

El modelo autonómico fraguado en la Transición suponía café para todos. Ahora, los militantes de Esquerra Republicana, a propuesta de Pedro Sánchez, han decidido un ... nuevo reparto del sistema. Salvador Illa declaró ayer mismo que el nuevo régimen no va contra nadie. Una forma de decir que va a favor de los catalanes y de él mismo. Y de Pedro Sánchez. Solo que al ir a favor de los catalanes va contra el resto de los españoles. Illa y Sánchez pueden considerar que es el precio que hay que pagar. Y que hacer política consiste en ese tipo de contraprestaciones. Dentro del PSOE hay muchos militantes, más allá de García Page, que no piensan exactamente así. Y muchos miles de votantes.

Publicidad

Asturias, Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha. Los dirigentes socialistas de esas autonomías no están de acuerdo. Y no solo porque consideren que la medida es insolidaria, antisocialista y perjudicial económicamente para sus territorios, sino porque, con qué cara, con qué argumentos van a enfrentarse a sus respectivos paisanos cuando lleguen las próximas elecciones. La táctica de Sánchez parece consistir en salvar el día a día. Se desenvuelve muy bien en esa carrera de obstáculos. Tiene temple, domina los tiempos y confía en la desmemoria de sus votantes. Los barones regionales no tienen tanta confianza en sí mismos ni en la desmemoria. Piensan que los actos tienen consecuencias. Una ingenuidad según se desprende de las actuaciones de Sánchez, que siempre encuentra un resorte, un punto de apoyo para continuar su triunfal gincana.

Del ibuprofeno de los indultos se ha pasado a la morfina para anestesiar a los elementos críticos de la izquierda y del propio PSOE. Conmigo o contra mí. Illa asegura que habrá café para todos. Sí, seguramente. Pero siguiendo las proporciones que se exhibían en el Café Central de Málaga. Si sale adelante el proyecto, unos van a tener un café bien cargado. Los demás apenas una nube. Tintando apenas no la leche, sino el agua. Porque para leche no da la cosa. Así que el ibuprofeno que iba destinado a rebajar el protagonismo de los independentistas se ha transformado por la vía de la amnistía y de este nuevo juego de manos en un componente vitamínico. Hasta el punto de que las bases de un partido minoritario en votos dentro del espectro nacional pretende decidir el cuadro económico del resto del Estado. Y no solo eso. Puigdemont, que estaba aletargado en Waterloo, se encuentra a punto de llevar a cabo una demostración de fuerza con su presumible detención y su patético «ja sóc aquí». Puede que el café escasee, pero sobre todo lo que se va a necesitar son camiones cisternas de tila.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad