La Navidad ya avanza imparable, tal y como consta en todos los ayuntamientos. El de Málaga acaba de presentar su suntuosa guía de belenes, algo ... así como el 'Time Out' de los muy navideños, que esta edición postpandemia viene corregida y ampliada: serán exactamente 81 los conjuntos escultóricos de distintas técnicas y naturalezas que estarán expuestos para ayudarnos a nuestro ascenso celeste: hemos salido mejores. El itinerario para verlos todos es una absoluta peregrinación. Hay que preparar tiempo y energía, zapato cómodo y chubasquero, acaso muda limpia, organizarse por días y por barrios, puede uno convertirse en crítico de misterios.
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La mayoría de los nacimientos están montados por lo que en Málaga podríamos denominar 'sociedad civil'. Solo se echa en falta el Ateneo y La Casa Invisible. Hay cofradías, hermandades, peñas, asociaciones de vecinos, mayores, padres y madres, amigos de cosas y previsores de enfermedades. Hay un bar canónico en la noche, el Puerta Oscura, donde siempre te aguarda el barroco. Tenemos hasta un belén submarinista porque Málaga, no contenta con tener presencia en el paraíso, también disfruta de ella en las profundidades.
¿Cuántos belenes habrá ahora mismo en España? No hay ningún acontecimiento en la historia de la humanidad que haya dado para tanto, y eso que solo Dios sabe si aquello ocurrió de verdad, empezando por una muchacha virgen que es fecundada por un ángel, un embarazo que no tuvo que ser fácil en aquella época, un viaje a Belén y luego un parto en austeras condiciones en una especie de granja. Lo mejor a la hora de enfrentarse a un belén es dejarse llevar por la mística que envuelve a todos los milagros, o por la psicodelia.
Hay ciudades que para reivindicar su tradición han tenido que desempolvar costumbres de la nada e inventarse otras. No estoy diciendo que el Ayuntamiento de Málaga se haya inventado la Navidad, pero sí ha implantado colosales innovaciones en la forma de celebrarla. Ha puesto ímpetu en la materia y mucha gente parece responder al invento con alborozo, con una honra tan importante a la bombilla que ni Thomas Alva Edison se la hubiera imaginado. Málaga se ha convertido en una ciudad experta en la cosa navideña de una forma quizá inesperada, pero en una lógica evolución los acontecimientos. Y con una ajustada cronología. Llega la Navidad cuando solo han pasado unos días de los mejores baños en el mar. Pronto llegará el momento de montar un belén viviente en el salón de casa. Este año son 81. El que viene podemos llegar a los 90.
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